Guadalupe es una alumna del Instituto Superior de Formación Docente Castro Barros que participa del acampe para protestar contra el Gobierno Provincial por un edificio digno para realizar sus estudios. En diálogo con FM Municipal (Pulso Urbano), la alumna no dudó en calificar de inhabitable el edificio ubicado en la Calle Copiapó al que “el Ministro Flores nos está obligando a ingresar”.
“Nosotros sostenemos nuestra postura, conocemos mejor que nadie las instalaciones y sabemos que no está en condiciones; no vamos a entrar hoy ni mañana”, aseguró Guadalupe. Seguidamente, reafirmó: “Es una decisión irreversible, no vamos a dar marcha atrás porque estamos pidiendo algo que nos corresponde por Ley”.
Asombrada con el actuar de las autoridades, manifestó que “no entendemos por qué no nos quieren abrir la histórica Escuela Normal hasta que se construya un edificio nuevo”. “Nos corresponde por Ley, nos sacaron de ahí para hacer un Museo de Rosario Vera Peñaloza y cines culturales y hoy hay un restorante y una heladería”, añadió con un dejo de indignación.
Sobre el supuesto malestar de los comerciantes, la alumna aclaró: “La Policía nos decía que ‘tal señora hizo la denuncia para que los saquemos’, íbamos a hablar con esa señora y desmentía al policía, nos decía que ‘la habían ido a apretar para que haga la denuncia pero que no la había hecho’; realmente no entendemos que haya tanta maldad”.
“Ayer NO vimos la orden de desalojo, no nos la mostraron. Ni Lucía Ávila, ni Rogelio De Leonardi ni nadie de los que estaba ahí vio la orden”, expuso Guadalupe. Vale recordar que Luis Angulo (Secretario de Seguridad) explicó –horas antes del desalojo- que “antes de proceder al desalojo se debía notificar y leer la orden a los alumnos presentes”.
Finalizando su relato, la alumna informó que “Mañana cumplimos un mes de estar en la calle, y le queremos decir al Ministro Walter Flores que Nunca dejamos las clases, es decir que hoy ‘no se retoman las clases’ porque nunca se dejaron de dictar, las tomamos en la calle, bajo la lluvia, como sea; pero las tomamos”. Para despedirse, contó una emotiva anécdota que vivió con su propio hijo: “Estando en el Edificio me dijo que ‘es muy viejo, no sirve para que vos estudies acá’; yo le conté que mi tatarabuelo trabajó en ese mismo edificio… Hasta un niño se da cuenta que en este edificio no se puede estudiar”.