Ante la catarata de denuncias que está recibiendo Héctor Olivares, los líderes de Fuerza Cívica Riojana apelaron a la ‘maquiavélica’ estrategia de la ‘distracción’ para sostener su campaña política. Julio Martínez fue derrotado abrumadoramente –en toda la Provincia- por el bederismo el último 5 de Julio, FCR (con el hasta entonces desconocido Olivares como candidato) volvió a perder una elección Provincial en las PASO del 9 de Agosto a manos de Beder Herrera; y como si fuera poco semejantes rechazos populares, ahora FCR se queda sin su principal arma: la honestidad.
La propia familia de Héctor Olivares lo denuncia en la Justicia, acusándolo de delitos imperdonables para un ‘político transparente’, como lo son la estafa, la asociación ilícita y la administración infiel (malversación de fondos en el orden privado). En estos últimos delitos, los denunciantes involucran a la Diputada Provincial Inés Brizuela y Doria y a la apoderada legal de FCR, Cristina Salzwedel.
Con este escenario, la ‘campaña política’ de FCR padeció de un terrible ‘vacío de contenido’, que luego empeoró cuando ese ‘contenido’ se llenó de preguntas inquisitorias al candidato. En las desoladas reuniones de campaña que encaraba Olivares en el Interior –con una soledad abrumadora-, las pocas personas presentes atosigaban al candidato por su Finca contaminante en Villa Mazán y las denuncias de su propia familia por estafa. No se trataban de ‘recorridas de un candidato en campaña’, sino de un ‘acusado’ brindando explicaciones.
Algo debía cambiar. No se estaban ‘juntando votos’ nuevos, sino –por el contrario- se estaban perdiendo los propios, agigantando la brecha que los separa del oficialismo. Fue entonces cuando apareció el ‘maquiavelismo’ en los ‘cerebros’ que diagraman la estrategia electoral de FCR.
Con el libro ‘Una lectura latinoamericana de Nicolás Maquiavelo’ (Rafael Quintero), las mentes de FCR se basaron en la siguiente premisa para encarar la últimas dos semanas de campaña: “la política que Maquiavelo recomienda es la del látigo y la golosina, la política de quien sin escrúpulos echa manos a todos los recursos para conseguir sus fines”. Sin escrúpulos, FCR echó mano al último recurso para conseguir su fin de no perder abrumadoramente el 25 de Octubre: El Fama No se Toca.
A 14 días de las elecciones, Marcela Crabbe (candidata al Parlasur) levanta un corte en Angulos contra una empresa que solo ‘zarandea arena’, y no provoca contaminación alguna en el Medio Ambiente. Visitan ese corte TODOS los referentes de FCR, incluido el candidato Héctor Olivares. A 10 días de las elecciones, Julio Martínez, Ismael Bordagaray e Inés Brizuela y Doria violan la restricción de la Justicia avasallando el límite impuesto, y provocando la reacción de la Fuerza Policial. Quien no vea un ‘acto político’ en esta secuencia de hechos es ciego, necio o ignorante.
FCR estaba arrinconada y necesitaba instalar un ‘tema’ para posicionar en la Agenda. Y lo logró: desde el jueves, los referentes y candidatos de FCR solo hablan de Angulos. Antes del Jueves, cada vez que el candidato aparecía en los medios era para ‘contestar’ las preguntas sobre las denuncias en su contra. El precepto maquiavélico funcionó a la perfección: los políticos se apoderaron de una causa social y justa para hacer política, para ‘distraer’ a los medios y a la comunidad, desviando la atención hacia el tema de ‘su conveniencia’.
Peligro: ¿Préstamo o Robo?
Existe una máxima maquiavélica retratada magistralmente en El Príncipe que genera controversias: “que el príncipe piense en conservar su vida y su Estado; si lo consigue, todos los medios que haya empleado serán juzgados honorables y alabados por todo el mundo”. De esa manera, Maquiavelo formuló el célebre principio de que ‘el fin justifica los medios’, que desde entonces se consideró parte de la política maquiavélica.
El Príncipe Julio Martínez quiere conservar su liderazgo. Siempre siguiendo la percepción maquiavélica de la política, si el próximo domingo lo logra, este método será juzgado honorable y alabado por todos, por más despreciables que sea. Sin embargo, el escenario se llena de interrogantes cuando El Príncipe NO consigue su ‘fin’. Si Julio Martínez y FCR vuelven a perder en las elecciones del Domingo, no solo habrá perdido su espacio político, sino también la ‘causa justa’ que utilizaron para ‘sostener’ su campaña política.
El peligro de ‘prestar’ una causa social para una estrategia electoral, radica en que si este espacio pierde las elecciones, quienes resulten triunfantes argumentarán –con correcto razonamiento- que también perdió dicha causa social que se utilizó directamente para la campaña opositora. FCR utilizó ‘El Fama No se Toca’ como única arma en el último tramo de campaña; si –como se espera- el Bederismo vence por una ventaja considerable a FCR en las elecciones, es racionalmente lógico que el Gobierno afirme que perdió ‘El Fama No se Toca’. Irán por todo y pretenderán terminar con una causa social histórica en nuestra Provincia.
Precisamente en el ‘post’ elecciones radica el extremo peligro de usar con fines políticos y electoral, una causa social (y NO política) como lo es El Fama NO se Toca. Con encuestas en mano que vaticinan una amplia derrota, FCR apeló a su ‘as en la manga’ para intentar reducir la brecha, pero si NO lo consigue, quienes más pierdan son los ambientalistas. Si Beder Herrera obtiene un triunfo claro en toda la Provincia, es inevitable que le haga pagar el costo a los ambientalistas, que prestaron su causa para que la oposición haga campaña. Incluso, no debería sorprender que el Gobernador lo haga en el discurso del domingo por la noche, cuando anuncie su victoria.
Con lo puesto, los ‘ambientalistas’ (los verdaderos, no los ‘políticos’) deberían pensarlo dos veces antes de prestar su ‘causa’ a los intereses políticos de FCR. Si soy ambientalista y participo de una movilización –a cinco días de las elecciones- que la encabeza el candidato de FCR, no puedo patalear si –ante una eventual derrota de ese candidato- quien resulte ganador me haga parte de esa derrota.
Como te dijimos al comienzo, el uso político de ‘El Fama NO se Toca’ es innegable, solo queda dilucidar si los ambientalistas ‘prestaron’ su causa o si Julio Martínez se las ‘robó’. Si FCR vence el Domingo, no habrá problemas: como dijo Maquiavelo, todos tomaremos sus métodos como ‘honorables’ y alabaremos que se haya conseguido el ‘fin’. El problema será si ese fin no se consigue: el ambientalismo no se podrá despegar de la derrota.