“Había una carnicería en la calle, con cadáveres por todas partes”, contó Wassim Bouhlel, una de las personas que había concurrido a ver los fuegos artificiales del 14 de julio. El pánico y la confusión se apoderaron del paseo, mientras la policía y el alcalde de Niza, Christian Estrosi, le pedían a la población que no saliera a la calle.
Un hombre que se hallaba a pocos metros y se salvó de milagro, aún no se reponía de la terrible escena. “He visto gente triturada, cabezas ensangrentadas, pedazos de cuerpos separados”, señaló. Según los testimonios, el terrorista condujo el camión a 80 km por hora, zigzagueando para matar a la mayor cantidad de gente posible.
Michael Amar, gerente de una playa de estacionamiento de la avenida, hizo otro relato estremecedor a la cadena BFM TV: “El camión se montó sobre la vereda y comenzó a aplastar a la gente. La mayor parte de las personas estaba de espalda al camión mirando los fuegos artificiales. Fue indescriptible. Había muchos chicos que estaban encantados con el espectáculo cuando pasó el camión y desató el horror. Había gente tirada, aplastada, fue un caos de sangre y de gritos”.
Thomas Russo, propietario italiano de un restaurante ubicado en el paseo, contó a la emisora Sky Tg24 que ante el pánico que produjo el ataque “en menos de 30 segundos decenas y decenas de personas ingresaron presas del pánico en mi local”. “La gente permanecía agachada en el interior, fue espeluznante”, agregó.
Germán Carbonell, un ciudadano español que trabaja en Niza y habló con Onda Cero, se preguntaba tras el horrendo ataque “¿cómo ese camión llegó hasta ahí sin que nadie pueda evitarlo?”. “Estábamos justo enfrente. Empiezo a ver la llegada del camión y hasta que se detiene transcurren unos 30 metros. Escucho a la gente gritar tras los atropellos. Luego el vehículo se para y el conductor saca el brazo. Llega la policía y comienza a disparar. Ahí empezamos a correr todos”, dice.
En el diario Liberation, Sandra, otra testigo, da un relato espeluznante: “Vi cuerpos volando como bolos en su camino. Oí gritos que nunca voy a olvidar. Estaba paralizada. No me moví. A mi alrededor, había pánico, la gente corría, gritando, llorando”.
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