*Por el Equipo de Investigación de EL FEDERAL
Como reveló EL FEDERAL la semana pasada, un jubilado y un ex policía quieren quedarse con casi 90 hectáreas en la base del Cerro de la Cruz. La Secretaría de Tierras, sin embargo, consideró que el boleto de compraventa que presentaron fue adulterado, en base a varios aspectos. Pero ahora este medio detectó uno más, la irrisoria suma de dinero que habrían pagado: apenas unos mil pesos al valor actual.
El jubilado Gregorio Urbano Córdoba aseguró que le compró a Ernesto Flores casi 90 hectáreas, el equivalente a 125 canchas de Boca, y que luego le vendió una porción del terreno al ex policía Américo Orlando Ruiz. El boleto de compraventa que presentaron como prueba se firmó, supuestamente, en 1985, y figura en pesos ($). Se habrían pagado, en total, 5 mil pesos. Sin embargo, en ese momento la moneda oficial del país era el peso argentino ($a), que rigió hasta junio de ese año.
Pero lo que más llama la atención es cuánto se pagó. Con el dólar promedio a 266 pesos argentinos en enero de 1985, si suponemos que esos 5 mil pesos eran en realidad 5 mil pesos argentinos, Córdoba entregó por casi 90 hectáreas 18,79 dólares. Esto quiere decir que, al valor actual del peso, habría pagado alrededor de 12 pesos por hectárea, menos de lo que cuesta un turrón.
Hay otras irregularidades que fueron detectadas tanto por la Secretaría de Tierras como por la Fiscalía de Estado. Por ejemplo, el boleto de compraventa que Córdoba presentó no es igual al de su vendedor. Como se ve a continuación, el contrato que aportó Córdoba tiene algunas anotaciones agregadas sobre cuánto mediría la propiedad, que habrían sido agregadas tras la firma.
Fuentes ligadas al expediente judicial explicaron a EL FEDERAL que en el boleto de compraventa original, según denunció el propio Flores, “no se determina la superficie total, ni medidas, únicamente se cita los colindantes, a través de un croquis ilustrativo”. Esto quiere decir que, según el vendedor, el contrato original no especificaba que se trataba de 90 hectáreas, como aseguran Córdoba y Ruiz, sino de una porción menor de terreno.
“Lo que pensamos es que Flores le vendió a Córdoba 5 ó 10 hectáreas, y que Córdoba modificó el contrato para hacer creer que en realidad le vendió 90 hectáreas”, comentó a EL FEDERAL uno de los vecinos de la zona.
Entre los terrenos que reclaman el jubilado y el ex policía está, por ejemplo, una parte de la parcela en la que vive Nicolás Ceballos, cuya familia llegó a la zona hace décadas y ahora pide que lo dejen vivir en paz en las tierras que heredó de su padre. Además, según las fuentes consultadas, hay porciones de los lotes de Simón Sánchez, Felipe Sánchez, Máximo Agost Carreño, Marco Perera, a las familias Granillo Ocampo y Grmau, a Gerónimo Porras Luján, Pablo Machicote, Constantino Montero, Jorge Dante Luna y Francisco Soto.
Por otra parte, también hay dudas sobre la fecha de celebración del boleto de compraventa de Córdoba. El vendedor Flores aseguró a EL FEDERAL que la operación no habría sido hecha en 1985. En efecto, recién se certificaron las firmas en 2013. Algo similar ocurrió con la supuesta venta de Córdoba a Ruiz, certificada años después. Son demasiadas dudas para algo tan simple como la venta de un terreno.