La marcha se concretó bajo el lema «Justicia por nuestros ángeles» y también se vieron carteles como «Si no hay Justicia para el pueblo, que no haya paz para el Gobierno».
«Queremos Justicia, que se deje de investigar a los muertos, no pueden andar por la vida destruyendo familias. Tenemos que pedirle a los jueces y los diputados que cambien las leyes», Sara, la madre de Carlos Cordero Robles, quien participó de la marcha.
“Duele e indigna”, fueron las palabras de Adriana quien dijo que a pesar de que ellas trabajan duramente para fomentar la convocatoria, la gente no llega, “al que no le toca, no lo siente”, dijo la afligida madre.
Adriana recordó como falleció su hijo y dijo que debido a la falta de justicia ella tuvo que dejar de llevar a su nieto al parque Sarmiento porque el acusado por la muerte de Jonathan tenía un puesto en este lugar.
Carolina, hermana de Rocío Romero dialogó con la radio y dijo que el hombre que atropello a su hermana jamás estuvo detenido. “Mi hermana estuvo ocho meses en terapia, y recién hace 20 días que esta detenido, y queremos que Carlos Mario Ortiz no salga más, queremos justicia porque este hombre es un peligro para la sociedad”.
Entre lágrimas Carolina lamentó que la gente no acompañe estas marchas, pero reconoció que es porque al que no le pasa no siente de la misma forma.
Jueces, políticos y policías, en el centro de los reclamos
Miles de personas, aunque menos que las que esperaban los organizadores, se reunieron ayer frente al Congreso. “Nos enfrentamos a un Estado ausente, que no mira a las víctimas”, dijeron.
Por Fernando Soriano
Los hinchas de Independiente y Racing lo conocen enojado a Hugo “Perico” Pérez. El histórico centrocampista –que también jugó en la Selección– escuchaba el final del discurso de la marcha “Para que no te pase” detrás del escenario,apretaba los dientesy movía la cabeza de izquierda a derecha.“Me davergüenza. Vine a apoyar a esta gente que sufrió una pérdida irreparable. Me siento orgulloso por su lucha. Pero no puedo creer la poca gente que vino. Esto es una ruleta que todos vivimos, por eso no entiendo esta falta de compromiso. ¿Los argentinos prefieren quedarse en casa? Después que no se quejen”.
La decepción del ex futbolista reflejó lo que muchos sintieron ayer ante una Plaza del Congresopoblada en un 50%. Si la inseguridad y la injusticia son los reclamos más urgentes de los argentinos, como señalan los últimos sondeos,ayer no se notó. De las 150 mil personas que en 2004acompañaron a Juan Carlos Blumberg en su pedido de leyes más duras, 12 años después apenas se contaron unas 5.000, como mucho. La mayoría de los concurrentes eran familiares de víctimas de hechos de todo tipo: inseguridad, siniestros viales, violencia urbana, femicidios y tragedias como las de Cromañón y Once. En el atardecer de ayer predominaron laspersonas humildes que llegaron del Conurbano bonaerense en tren, colectivo o micros escolares:se veía gente de Lanús, La Matanza, José C. Paz, San Martín, Morón, entre otros.
La muchedumbre que rodeó el escenario –donde se proyectaban desoladoras imágenes de víctimas–estuvo cubierta por una especie de manto de la memoria, que no eraotra cosa quecarteles con los rostros de las víctimas y una palabra común en casi todos los casos: Justicia. “Justicia por Quimey”; “Todos juntos por Lauty”; “Justicia para Andrés Rueda”. Quienes sostenían esas pancartas eran,sobre todo, personas cuyashistorias no trascendieron en los medios. Padres, hermanos y tíos que, respaldados esta vez por la difusiónde los casos de Matías Bagnato, Jimena Aduriz, María Luján Rey o Carolina Píparo, los organizadores más conocidos, confiaban en que sus plegarias fueran atendidas esta vez.
También había rostros más reconocibles, como el de Franklin Rawson, papá de Angeles. “Estoy por mi hija y por toda la sociedad. Para que nadie sufra lo nuestro. Mi expectativa es que el tema entre en agenda. Esto no se soluciona solo mandando gendarmes al Conurbano”, le comentó a Clarín.
El foco del reclamo, en efecto, apuntó al Poder Judicial y “a los políticos” sin distinción. Tanto fue así que un numeroso grupo de personas con remeras de la Juventud Sindical (que responden a Facundo Moyano, pero que estaban allí porque son compañeros de trabajo de Bagnato) fue echado de la plaza. “O se sacan las remeras o se van”, les gritaron. Y se fueron. Así lo dejaron en claro también los organizadores, cuando en la voz de los periodistas Luis Novaresio y Lorena Maciel desde el escenario pronunciaron sus ideas, cuyos párrafos más sobresalientes fueron: “Tenemos como denominador común el dolor, pero también la búsqueda de justicia. Sentimos la imperiosa necesidad de levantar la voz para que se nos escuche, porque sabemos de qué estamos hablando, porque sabemos que hay miles como nosotros que no tienen posibilidad de hacer público su caso, pero que en soledad y con la vida destrozada tienen las mismas necesidades.”
“En el peor momento de nuestras vidas nos enfrentamos a un Estado ausente que no tiene la capacidad de mirar a las víctimas de su propia ausencia, que mira hacia otro lado porque en su necedad entiende que no vernos es una manera de desaparecernos. Nos convierten en invisibles en el mismo momento en que nos convertimos en víctimas, y así lo sentimos. Somos invisibles para los funcionarios que nos deben asistencia, somos invisibles para los legisladores que no priorizan leyes que evitarían a otros seguir nuestro derrotero, somos invisibles para quienes tienen en sus manos la tarea de conceder justicia.” Cada oración fue acompañada por aplausos. Y un sólo grito: “¡Justicia! ¡Justicia!”.