Supongamos que hay Diez personas, de las cuales seis tienen una clara preferencia por el color azul y las cuatro restantes son devotos del color rojo. Si encerramos a estas diez personas en una habitación y exponemos un cuadro rojo y un cuadro azul, ya sabemos cuál es el que tendrá más adeptos. Ahora bien, si a esos mismos diez individuos le ponemos un cuadro celeste, uno azul oscuro, uno azul más claro y uno rojo, ¿Cuál será el resultado? Seguramente, dos se inclinarán por el celeste, dos por el azul oscuro, dos por el azul más claro y cuatro por el rojo. Así –contradictoriamente- el color que en principio contaba con menos adhesiones, terminará siendo el que más adeptos tenga.
Si cambiamos oposición por ‘azul’, oficialismo por ‘rojo’ y urnas por ‘cuadros’; nos acercaremos bastante al escenario electoral que se encuentra en la cabeza del Gobernador Luis Beder Herrera. El ‘Doctor’ sabe que tiene la difícil tarea de hacer ganar a la fórmula que ‘NO’ es la más querida por la gente, y para ello apela a una estrategia tan antigua como eficaz: la división del rival.
En este mismo espacio te contamos hace unas semanas (antes que ningún otro medio) que la candidatura de Jorge Yoma era un hecho, y te explicamos que su función era ‘robarle’ votos anti K a la fórmula liderada por el Diputado que hace del antikirchnerismo su esencia (Julio Martínez). Presentadas ya todas las listas, se puede afirmar que la primera batalla la ganó el Gobernador. El riojano opositor (nacional o provincial) tiene tres opciones importantes para direccionar su voto (Martínez-Yoma-Santander), mientras que el elector oficialista no tiene otra alternativa que votar por Madera-Álvarez. Es cierto que a Beder Herrera se le filtró un detalle: la oficialización de MILES a último momento, con la candidatura del ultra K Carlos Noceto, que podría arrebatarle algunos votos en las PASO. Sin embargo, una buena gestión del Gobernador en la Rosada provocará que un chasquido de dedos de la Presidenta logre que Noceto baje su candidatura sin chistar.
El Fenómeno de la Juventud
El factor ‘antikirchnersimo’ no es el único que divide a la oposición y unifica al oficialismo. Si revisamos el DNI de cada candidato, nos daremos cuenta que los candidatos más jóvenes están en la lista del Frente Para la Victoria. No es un dato menor el mencionado. Haciendo un breve repaso por las listas más importantes a nivel nacional, encontraremos a dirigentes jóvenes en los puestos de vanguardia. A saber:
* El candidato por el que se volcó Cristina para que le ‘salve’ la elección de Octubre (solo venciendo en Buenos Aires el kirchnerismo podrá opacar las derrotas seguras en Córdoba, Capital Federal, Santa Fe y Mendoza) tiene tan solo 43 años. La juventud de Martín Insaurralde fue decisiva para resultar elegido como primer candidato por la Presidenta. Además, se destaca en esta boleta una gran presencia de jóvenes militantes de La Cámpora.
* El gran escollo que tiene el Kirchnerismo en Buenos Aires se llama Sergio Massa. El Intendente de Tigre tiene apenas 41 años y posee una de las imágenes positivas más altas del país.
* En Capital Federal, el encargado de liderar la lista Kirchnerista para Diputados Nacionales es Juan Cabandié, de 35 años. En este distrito abundan las presencias ‘jovenes’ en las listas más importantes: Alfonso Prat Gay, Vicky Donda, Martín Lousteau y Diego Santili entre otros.
* En Córdoba, la máxima apuesta del PRO es el joven y novato Héctor ‘La Coneja’ Baldassi.
Las anteriores son solo algunos ítems de la gran lista de jóvenes que integran las diferentes listas que se votarán en las PASO. ¿Es casualidad que lugares protagónicos recaigan en dirigentes jóvenes? Para nada, todas las consultoras coinciden que uno de los factores que define el el voto es la edad del candidato. “La gente presenta un agotamiento constante, necesita gente nueva”, sentenció Sergio Borensztein de Poliarquía.
En nuestra provincia, solo Beder Herrera hizo caso a esta tendencia y se decidió por dos candidatos bien jóvenes. Si nos guiamos por el factor ‘edad’, solo el oficialismo presenta candidatos que no pueden ser calificados como ‘Dinosaurios’. En todas las fórmulas opositoras (Martínez-Vega; Yoma-Díaz Bazán y Santander-Rippa), nos encontraremos con representantes de la ‘vieja política’.
Traduciendo lo anterior a un lenguaje más simple, podemos decir que quien es apolítico (o bien no tiene su voto bien definido) y decide su preferencia según la edad de los candidatos, se volcará mayoritariamente sobre la fórmula bederista. Vale destacar que este factor (como todos) no es exclusivo ni exhaustivo: si un votante profesa los candidatos jóvenes, pero es un antibederista acérrimo, claro está que no votará a Madera-Álvarez.
Aunque resulte difícil de entender, existe un sector de la sociedad que NO elige candidatos por los partidos que estos representen; sino por su factor generacional. Veamos un párrafo del Blog ‘Juventud Política’ que nos puede ayudar a comprender este nuevo escenario: “La depuración que aspiramos a producir en el escenario público y en el cuerpo político de la República deberá provenir, por lo tanto, de un relevo sistemático de las personas que actúan en esos campos. En la medida en que nuevas generaciones humanas irrumpan en las militancias partidarias y pasen a gravitar en la conducción de los asuntos públicos, es probable que nuevos aires y nuevos estilos se incorporen a la vida nacional. Y estamos seguros de que ese proceso conduciría a una saludable y reconfortante oxigenación moral de las estructuras sociopolíticas del país”.
De esta manera, nos situamos frente a dos factores sumamente importantes que dividen a la oposición y unifican al oficialismo. Todos los anti K y –también- todos quienes prefieran candidatos con experiencia, dividirán sus votos entre las fórmulas opositoras; mientras todos los oficialistas y –ahora- todos aquellos que adhieran al ‘fenómeno de la juventud’ se inclinarán hacia el bederismo.
Sin lugar a dudas, es una virtud del equipo del Gobernador reparar en estos detalles que muchas veces pueden definir una elección. Sin embargo, es imperantemente necesario destacar la falta de olfato político en el frente opositor para no reparar en estos pormenores. Existe una gran porción de la sociedad que se ve atraído por el fenómeno de la juventud, y en la oposición no se les ha dado el lugar de representatividad deseado.