Los tiempos cambian, las mujeres van tomando posición ante determinados temas y, en muchos casos, van cambiando la historia. Como la de llevar el apellido de casada o no. Independientemente de lo que sucede a nivel legal, la cuestión también pasa por lo emocional. En tiempos de nuestras abuelas, tras pasar por el registro civil, ninguna se cuestionaba si debía agregar o no el «de» tal o cual apellido. Hoy, las épocas cambiaron y en la lucha por la igualdad de derechos, aparece la discusión por llevar o no el apellido del marido. En la actualidad, cada vez son más las mujeres que, después del matrimonio, deciden mantener su apellido de soltera, sin pensar siquiera en agregar el de sus maridos al propio. Pero también hay que dejar en claro que el uso del apellido del esposo es optativo. A los efectos cívicos (para votar) nunca se pierde el apellido de soltera y es éste el que figura en el padrón electoral.
Los estudios. Contrariamente a lo que parece suceder, en un estudio realizado recientemente, el 70 por ciento de las encuestadas piensa que las mujeres sí deberían usar el apellido de sus maridos al casarse. Sí, aunque te parezca raro, el resultado es mucho más conservador de lo esperado.Según la investigación, la mayoría de las mujeres casadas lleva el apellido del esposo, pero entre las jóvenes profesionales es mayor el porcentaje que conserva su apellido de soltera.
No es todo a favor. Hay un grupo importante de mujeres que mantiene que llevar el apellido de casada es sentirse despojadas de su identidad. Además, mantienen que al hacerlo pierden el vínculo paterno, una figura familiar muy importante.Las razones de no querer llevar el apellido del marido son diversas. No pasa por el sentimiento hacia la otra persona sino con el respeto de las individualidades. Hay quienes mantienen que la mujer se casa para formar una familia al lado del hombre con el que desea compartir su vida, pero no es «de» nadie. Incluso, las más arriesgadas se animan a retrucar «por qué no existe la opción de que el hombre pueda ‘ponerse’ el apellido de la esposa».De todos modos, en Argentina, a fines del año se presentó un proyecto de reforma del Código Civil y Penal en el que cualquiera de los cónyuges puede tomar el apellido del otro.

