Redacción de RiojaLibre
En Chepes la paciencia se agotó. A más de dos años y medio de que Cristian Pérez asuma la Intendencia, la gente definió decir ‘basta al desgobierno’. La semana pasada, Pérez protagonizó una acalorada discusión con los vecinos de Desidero Tello, cuando el Jefe Comunal fue a intentar disuadir la toma de la Escuela Nº 161 por problemas edilicios.
Escuchando con atención la postura de los vecinos, queda al descubierto el agotamiento de la ciudadanía chepeña con el Intendente Cristian Pérez:
Por otra parte, el periodista Esteban Íbalo hizo pública una dolora historia que tiene como protagonistas a decenas de chicos que deben ir a lomo de mula a la Escuelita El Cardón.
Viajan todos los días una hora y media por un circuito montañoso para asistir a la escuela rural ubicada en el paraje homónimo, a unos 60 kilómetros del casco urbano de la ciudad. Sin electricidad, con agua de pozo, alimentan la esperanza de formar un mejor porvenir. La historia de estos niños, resumida en un gesto de la familia policial que les festejó el día del niño.
Una historia que parece de otro tiempo, pero forma parte de nuestro presente en aquellos rincones del interior profundo de nuestra provincia, donde muchas familias lejos de las contiendas políticas actuales; si sos radical, peronistas, kirchnerista o de cambiemos, salen con cada puesta de sol a enfrentar el paisaje que los tiene como actores principales para seguir el curso de su propia realidad, indiferente a cualquier bandera, pero un hecho concreto para estos niños.
“Esto surgió de una reunión con el jefe de la Unidad Regional Sexta, desde donde decidimos hacer una campaña por una sonrisa que consistía en que cada dependencia consiga juguetes para llevar a los niños de las escuelas rurales. Así es que el pasado jueves, tuvimos la oportunidad de arribar a la zona del “Cardón” en el sur de Chepes, donde hay una distancia de 60 kilómetros. Llegamos en un tramo en los vehículos y después a pie”, explica describiendo el jefe de la comisaría de Chepes, comisario Mario Gallego.
“La escuelita se ubica al píe de la montaña, los chicos asisten a clases a lomo de burro, mula y otros caminando hora y media para llegar a clases todos los días”.
En este rincón de la provincia, existen según relata el uniformado como escuelas rurales: “El Cardón, la Cayana y el Tala”, ubicadas a unos 60 kilómetros por camino de tierra y en tramos de montaña. Entre las tres instituciones promedian unos 28 niños. “Una cosa es contarles y otra vivirlo, el director nos dejó asentado en un libro histórico porque es la primera vez que desde la Policía se hace algo de esto. Realmente uno se queda impactado, asombrado”, sostienen el funcionario de seguridad.
-La escuelita el “Cardón”, cuenta con energía proporcionada por panel solar, el agua la extraen de un aljibe alimentado por una vertiente que los provee del vital elemento. Para llegar, los niños hacen una hora y media de recorrido por senderos montañosos. La mayoría de ellos viven en casitas con horcones, varas, techo de caña y jarilla. “La gente vive de la cría de cabritos, de la venta de estos animalitos. Para nosotros esto fue una prueba piloto. Te cuento a modo de gracia, que uno de los efectivos se disfrazó de payaso para hacer reír a los niños y logramos sacarles una sonrisa. Llegar a estos lugares, nos marcó el corazón”, concluye en esta experiencia uno de los coordinadores.
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