En un contexto nacional marcado por el reclamo de médicos residentes que denuncian condiciones laborales precarias, sueldos bajos y jornadas extenuantes, La Rioja ofrece un ejemplo que contrasta con la realidad que se vive en buena parte del país. Desde 2022, la provincia incorporó a los residentes médicos a la Planta Transitoria del Estado con categoría A1, garantizándoles derechos laborales plenos, un salario digno y todos los beneficios que corresponden a cualquier trabajador del sistema de salud pública.
La decisión del Gobierno provincial -instrumentada a través del Ministerio de Salud- no solo marca una diferencia significativa respecto de otras jurisdicciones, sino que reconoce con hechos el rol esencial que cumple este sector profesional. El sistema de residencias médicas es, desde hace décadas, el principal dispositivo de formación de posgrado en Argentina. No es solo una instancia educativa: es también un engranaje fundamental del funcionamiento cotidiano en hospitales y centros de salud, donde los residentes sostienen, en muchos casos, la atención de miles de pacientes.
La diferencia con lo que ocurre en el Hospital Garrahan, uno de los centros pediátricos más importantes del país, es abismal. Allí, los médicos residentes denuncian que perciben salarios de 797.000 pesos mensuales, sin aportes jubilatorios, sin estabilidad laboral, y con una carga de trabajo que supera ampliamente las 60 horas semanales. Desde diciembre de 2023, además, sufrieron una pérdida del 50% de su poder adquisitivo.
En La Rioja, en cambio, se garantiza a los residentes médicos aportes jubilatorios, obra social, aguinaldo, licencias, adicionales por capacitación y los incrementos salariales otorgados al resto de la administración pública. Cumplen horario de lunes a viernes de 8 a 17 horas, con ocho guardias mensuales de 12 horas, y perciben salarios que superan el millón de pesos, según el año de residencia (Primer año: $1.058.063,31; Segundo año: $1.117.248,52; Tercer año: $1.176.433,72; Cuarto año: $1.235.618,92). Incluso aquellos con becas nacionales reciben una compensación para equiparar sus ingresos con el régimen provincial.
Este modelo no solo mejora las condiciones de quienes hoy están en formación, sino que también plantea un horizonte posible para otras provincias. En momentos donde la crisis económica se traduce en ajustes que golpean de lleno a los trabajadores de la salud, La Rioja apuesta por la dignidad laboral como política pública.
No es casual que sean los propios residentes del Garrahan -referentes en la formación médica del país- quienes hoy alzan la voz reclamando lo que en La Rioja ya es un derecho. Reconocer, valorar y garantizar condiciones laborales dignas para los profesionales de la salud no debería ser la excepción. Debería ser la norma. La Rioja, en este punto, ha decidido marcar el rumbo.
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