La vicedirectora de la Colegio San Martín, que depende de la UNLaR, justificó que los profesores miren a las alumnas porque usan polleras cortas.
Testimonios de madres y alumnas reparan en la aberrante postura de la directiva. Fue durante la formación, cuando la vicedirectora Mónica Capettini pidió que los varones, directivos y profesores abandonen el lugar y se queden sólo las alumnas mujeres.
Palabras más, palabras menos, Capettini les dijo que las polleras que usan son muy cortas. Pero en lugar de explicarles que por reglamento las polleras deben estar a cuatro dedos de la rodilla, les confesó que los profesores le plantearon que estaban incómodos, que no sabían a dónde mirar.
Lo que siguió fue sencillamente grotesco. Una alumna se animó a contestarle y le dijo que tenían que mirarlas a la cara. “Yo les respondí lo mismo, pero me dijeron que ‘no pueden no mirarlas si usan la pollera corta’”, contestó la vicedirectora. ¿No pueden evitarlo?
La pregunta, entonces, es si un profesor que no puede evitar mirar las piernas de una nena de 13, 14 ó 15 años puede estar al frente de un aula. Y si la vicedirectora no debería haberlo advertido, en lugar de justificar semejante abuso.
Las chicas reaccionaron colocando carteles en la escuela. Y advirtieron que harán una sentada el lunes para darle una lección a las autoridades. La vicedirectora, naturalmente, debería renunciar.
Así contestaron las alumnas al día siguiente: