Una cazadora que, con apenas 12 años, ya tiene entre sus «trofeos» a jirafas, cebras, osos y alces. Parece que nunca recibió concejos sobre animales en peligro de extinción o de sustentabilidad ecológica. Al contrario: es justamente su padre, Eli, quien la incentiva en la actividad. Incluso, él se siente orgulloso de su pequeña niña. Cuanto menos, para pensar.
Y claro, la controversia en las redes no tardó en estallar: miles de usuarios salieron a criticar su accionar, mientras que otros defendieron el derecho de la niña a poder cazar libremente. En total, la foto que tomó en Sudáfrica junto a la jirafa acumuló más de 73 mil comentarios.
La estadounidense Aryanna Gourdin es fanática de la matanza de animales y publicó fotos con varios de sus «trofeos». Con más de 70 mil comentarios, generó polémica.
“Es algo que aprecio y disfruto y quiero que otras personas vean lo que he experimentado. Nunca daré marcha atrás en la caza. Soy una cazadora y no importa lo que la gente diga, nunca me van a parar”, contó la joven estadounidense en un programa de televisión. ¿Por qué llegó a la pantalla chica? A raíz de la viralización de las imágenes de sus cuentas de Facebook y Twitter, donde con rifle en mano posa junto a los cadáveres de animales.
Una de las fotos más impactantes es en la que aparece con el corazón de la jirafa -que en teoría acaba de matar- en la mano y con su cara pintada con la sangre del animal. ¡Crudísimo!
Durante la entrevista, la adolescente intentó justificar la matanza al asegurar que «toda la carne de los animales muertos fue destinada a orfanatos» (dijo que alimentarán a 800 personas el mes próximo), aunque no se mostró arrepentida por los actos, porque asegura que no piensa que la caza «sea algo malo».
Eso sí, Aryanna aprendió algo de todo este revuelo mediático. «La última foto de perfil que tenía (la de la jirafa) era muy ofensiva para otros y aprendí la lección. Pido disculpas», aseguró. Y además, justificó la matanza de ese ejemplar: «La granja a la que fuimos (en Sudáfrica) tenía un problema con esa jirafa. Era anciana y estaba consumiendo recursos que las más jóvenes necesitaban para subsistir».