“Nuestra intención es llamar a elecciones este año 2014”, afirmó el rector en conferencia de prensa. Más allá de que este dicho no coincide con lo afirmado días atrás por su abogado constitucionalista Pedro Carreño (quien aseguraba que no habría elecciones este año “por una cuestión de los plazos de la enmieda”), esta es la postura política proclamada por el normalizador.
Brillaron por su ausencia las explicaciones sobre agresión a docentes y estudiantes por parte del vicerrector José Gaspanello. “Pepe” habría acusado de terrorista a la delegada docente Romina Bruculo por no coincidir con él, y acto seguido un grupo de docentes y la agredida se retiraron de la reunión por la agresividad del vice quien continuaba gritando “Mejor, ¡Que se vaya!”.
Fue ambiguo sobre el proceso de reforma, y sólo indicó que “queremos que ingresen los 21 por los que todos votamos”. Una parte importante de su discurso estuvo marcadamente dedicado a los grupos disidentes, con los que por lo visto no está dispuesto a construir. Casi pareciera que no se los considera parte de la Universidad cuando se habla de “UNLaR somos todos”.
Causualmente muchos de estos alumnos y docentes han estado fuertemente involucrados al proceso de la toma y reforma del estatuto, por lo que manejan un grado de información casi igualitario al del normalizador. ¿Por qué Fabián Calderón le da vuelta la cara a este sector de militantes? ¿Las autoridades sólo hablan para quienes los aplauden? ¿Por qué no piden unas simples y sinceras disculpas por las agresiones?
Pero sobre todo, ¿Por qué diferencia entre “nosotros” y “ellos”? ¿Quiere el rector marginar a los grupos disidentes?