“Volvemos a las relaciones anales. ¿Ven este vaso? Yo puedo tomar el agua y la apertura, la abertura del vaso, está arriba. Yo hago esto. Tomo el agua. Estoy en una mesa sentada con un montón de personas sentadas en una cena y yo decido que como es mi vaso, me pertenece, quiero que este vaso esté dado vuelta ¿qué va a pasar? Mojo todo, mojo a todo el mundo. Y cuando el vaso está de cola, o sea esta parte del vaso (la de abajo) la dejo para arriba. La parte de la cola del vaso dejo para arriba, agarro una botella y empiezo a servir el agua en el vaso que está dado vuelta. ¿Qué va a ocurrir? El agua va a salpicar a todos los comensales, incluido a mí. Y yo voy a responder: es mi vaso y yo con mi vaso hago lo que quiero”, dijo Gisela Barreto en La fe mueve montañas, el programa que conduce en TLV1.
https://youtu.be/9YUW75-BABE
a curiosa explicación de por qué no había que tener este tipo de relaciones, rápidamente se viralizó y las respuestas a las palabras sin sentido de la actriz no se hicieron esperar.
Desde la Fundación Huésped se refirieron al tema con ironía y con humor a través de Twitter: “Si el fin de vas a usar vaso, que sea con preservativo”, escribieron, junto con una foto de un vaso dado vuelta y un preservativo.
El tweet de la organización que lucha contra el VIH y el Sida, tuvo en muy pocos minutos cientos de reteweets y “Me gusta”, además de comentarios de apoyo y agradecimiento.
Barreto cerró su monólogo relacionando sus dichos con al ESI (Educación Sexual Integral), la materia que se debe dar obligatoriamente en las escuelas: “Esto es lo que les están enseñando a los chicos. Que con tu cuerpo hacés lo que querés y que con tu recto podés tener relaciones sexuales. No señor, no se puede. Porque te lastimás, lastimás y te degenerás. Lo mismo que pasa con el vaso. Si lo sirvo de culete (sic), me mojo con el agua, mojo a los comensales y estoy molestando y es una falta de respeto”.
Gisela fue una de las mujeres más deseada de los ’90 y hace un tiempo se refirió a sus épocas de vedette: “Me arrepiento de mi etapa sexy. Me acuerdo y digo: ‘¡Perdón, Señor, qué asco!’”.