Siempre se especuló con el vínculo entre el dinero y la felicidad. Una investigación de la Universidad de Purdue (Estados Unidos) publicada en la revista Nature Human Behavior y en la revista Time le puso recientemente números concretos al bienestar emocional. El estudio, que usó datos de la Gallup World Poll, una encuesta a más de 1,7 millón de personas de 164 países, asegura que lo óptimo pa- ra lograr el bienestar emocional se sitúa en un intervalo de ingresos anuales de entre 60.000 dólares (1,2 millones de pesos argentinos) y 75.000 dólares (1,5 millones de pesos argentinos) por persona.
Esos son los promedios globales. Pero las cifras varían mucho según el lugar adonde se vive. En regiones como Europa occidental, Norteamérica o el este de Asia, los ciudadanos necesitan más ingresos para su estabilidad emocional, en parte porque el costo de vida es más elevado. Mientras que en América Latina, el este de Europa y el sudeste de Asia los números son notablemente inferiores.
Por ejemplo, en América Latina el ingreso ideal es de 35.000 dólares por año (707 mil pesos argentinos). El número se cuadruplica en Australia o Nueva Zelanda, con un aspiracional de 125.000 dólares anuales (2,5 millones de pesos argentinos).
El nivel de ingresos necesarios para “ser feliz” en la región que comprende a la Argentina es el equivalente a 700 mil pesos anuales, lo que da un promedio de 58 mil pesos al mes. El país está bastante lejos de alcanzar ese estándar. Según estadísticas del INDEC, sólo el 10% más rico de la población económicamente activa gana más de 30 mil pesos por mes. No hay datos oficiales sobre cuánta gente gana cerca de 60 mil pesos.
El estudio global también marca diferencias según el género y el nivel educativo. Es más “barato” que los hombres estén satisfechos con sus vidas (90.000 dólares o 1,8 millón de pesos argentinos por año) que las mujeres (100.000 dólares o 2 millones de pesos argentinos). También son felices con menos las personas con menos estudios (70.000 dólares o 1,4 millón de pesos argentinos) que las personas con educación superior (115.000 dólares o 2,3 millones de pesos argentinos). Esto se debe a que las más educadas suelen tener mayores aspiraciones.
Lo más sorprendente es que también determina los “riesgos” de “ganar demasiado dinero”. Por encima de los 95.000 dólares por año (1,9 millón de pesos argentinos) entran en juego factores que pueden reducir la felicidad por la codicia. Esto se tradu-
ce en insatisfacción material o tender a comparaciones con estratos superiores en las que se sale perdiendo, explica el estudio. Cuanto más se tiene, más se aumenta el nivel de vida y la gente se ve obligada a mantener el nivel de ingresos.
Los investigadores dejan claro que puede ser cierto que más ingresos proporcionen o ayuden a tener más felicidad, pero al mismo tiempo aseguran que no por tener más dinero una persona es necesariamente más feliz que una que tiene menos