Redacción de RiojaLibre
Mediante la presente, contestamos la infinidad de mensajes y consultas recibidos durante el Domingo: RIOJALIBRE NO COMPRÓ EL INDEPENDIENTE. Tampoco comenzamos a trabajar conjuntamente, intercambiando artículos periodísticos y columnas editoriales.
Y es qué, a decir verdad, el Mirador Político pareció escrito por nosotros. Y ni hablar de la tapa de INVOX, con la crudeza y dureza de cualquier tapa de la Revista Semanal de RL que publicamos los viernes. Más allá de las chicanas, celebramos que El Independiente haya abierto los ojos: por primera vez, habló sin tapujos sobre la CORRUPCIÓN EN LA OBRA PÚBLICA RIOJANA.
Antes de transcribirte la columna completa, nos quedamos con dos párrafos. Uno dedicado al Sr. Vicegobernador (tenemos prohibido nombrarlo por una medida cautelar de la Cámara Segunda… ¿Se viene una Cautelar para el Mirador Político?) y otro al ex gobernador y actual Diputado Nacional Luis Beder Herrera.
Veamos como la contratapa advierte al Sr. Vicegobernador (tenemos prohibido nombrarlo por una medida cautelar de la Cámara Segunda) que será investigado, tanto él como todos aquellos que tuvieron relación con José López. Vale recordar que la semana pasada el propio Sr. Vicegobernador (tenemos prohibido nombrarlo por una medida cautelar de la Cámara Segunda) admitió su relación con José López cuando el riojano era Ministro de Infraestructura y López Secretario de Obras Públicas de la Nación:
El otro párrafo que llamó la atención fue el dedicado a Beder. Ya no es el ‘Dios todopoderoso intocable’, sino el responsable de la Derrota de Octubre. Aunque Beder pidió hace dos semanas (en la Casa de Todos) extender dos años las actuales autoridades del PJ, el Mirador Político pide elecciones, hablando de un ‘proceso de renovación’:
El cambio de línea editorial en El Independiente es un hecho. Sergio Flores ya no escribe más la contratapa de la edición dominical del diario. Por ahora no sabemos quién es el ‘escriba’, pero lo que sí podemos asegurar es que ‘recibió la orden’ de ‘abrirle los ojos’ al Mirador.
Otra prueba del cambio de la línea editorial del diario fue la tapa de la Revista INVOX, mostrando la Pobreza que reina en La Rioja:
Ahora sí, el MIRADOR POLíTICO completo. Imperdible!!!
Resurgimiento o extinción
Los partidos tradicionales ingresaron en una etapa de profunda crisis, producto de varios factores que terminan incidiendo directamente en la aceptación o no de la gente, cada vez que se ponen a consideración de la sociedad, en los compromisos electivos. Tanto el PJ como la UCR se encuentran en una encrucijada, que según el rol que adopten, podrá significar su recuperación o su desaparición.
Sin dudas que en este momento, el más golpeado es el Partido Justicialista, por los últimos acontecimientos de corrupción en los que se vieron involucrados funcionarios de un gobierno, que llegó con raíces peronistas y que de a poco se convirtió en el Frente para la Victoria o kirchnerismo. No obstante, el radicalismo tradicional no puede darse por victorioso, pues resultó siendo el socio bobo de la alianza Cambiemos, la plataforma electoral que consagró a Mauricio Macri presidente de los argentinos.
El otrora bipartidismo en Argentina está en pleno proceso de cambio, ante la aparición de sectores renovados, con mensajes aggiornados a los tiempos actuales y que terminan logrando el apoyo popular. Esto implica también la inminente desaparición de los liderazgos fuertes, a los que nos tenían acostumbrados en el país y porque no, en la Provincia también. Es evidente el giro que dio la sociedad en los últimos tiempos y quien no esté preparado para asumirlo y afrontarlo, seguramente se quedará en el camino.
El punto de inicio de este análisis es, inevitablemente, el escándalo que desató la seguidilla de denuncias sobre corrupción, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y cientos de causas más, en torno al gobierno kirchnerista. La traumática salida de Cristina Kirchner del poder y la llegada de Macri, preanunciaba este escenario de cruces judiciales, pero ni el más pesimista debió ni siquiera pensar, que todo terminaría en el bochorno de José López, el ex hombre fuerte de la obra pública de país.
Los 12 años al frente de un área clave de la era K, lo sitúan en el lugar por donde pasaron funcionarios y gobernantes de todo el país, en busca de la bendita obra pública, algo que hoy está en evidente vía de extinción, al menos para provincias como La Rioja. Por este motivo, el manto de sospecha se expande de forma irremediable hacia otros sectores, que tuvieron relación directa o indirecta con López y lo que será motivo de investigación en los estrados judiciales.
Pero el mayor perjuicio en términos políticos, porque en lo económico sería redundante, es el tiro de gracia que le dio al denominado kirchnerismo, el último de los “ismos” que por mucho tiempo se consideró imbatible. Desde aquella débil llegada de Néstor Kirchner en 2003, por el abandono de Carlos Menem en el ballotaje, el sector fue creciendo de tal modo que el justicialismo pasó a ser un nombre de cartón, pues formalmente se hablaba de Frente para la Victoria como la herramienta que terminó copando el otrora peronismo de Perón.
El fundamentalismo que llegó a reinar en los tiempos de gloria de Néstor y Cristina, hoy está en plena decadencia y cada vez más se habla de la desaparición del kirchnerismo como tal, algo que a los peronistas de verdad, no deja de ser una muy buena noticia, al punto tal que muchos de aquellos que acompañaron en su momento al gobierno K, hoy comenzaron a desconocerlos.
El burdo y vergonzoso episodio de López, arrojando bolsos con millones de dólares en un convento, termina de convertirse en un verdadero punto de inflexión para el PJ como tal y es allí donde la dirigencia tendrá que comenzar a reconstruir la estructura partidaria.
A nivel nacional, el justicialismo tiene al flaco José Luis Gioja y el ex presidenciable Daniel Scioli como caras visibles del consenso, en lo que significó el primer paso para dejar fuera de la discusión al kirchnerismo, que bajo la estructura de La Cámpora, pretendía seguir al frente de las decisiones de este sector político.
Este desacostumbrado rol de oposición que ejerce desde diciembre, es quizá otro de los grandes desafíos que tiene el peronismo nacional, pues debe reconstituirse para tratar de hacer una buena elección el año próximo, momento en que se renovarán parcialmente las cámaras legislativas. Esto acorta drásticamente los tiempos, pues de acá a fin de año deberá darse un claro mensaje de unidad y renovación, ya que el karma del desastre kirchnerista será muy difícil de extirpar.
Para algunos dirigentes del peronismo, esta crisis debe ser tomada como una gran oportunidad, especialmente para limpiarse de todo ese cúmulo de referentes políticos, que fueron los responsables materiales o intelectuales de la actual debacle. La capacidad de “purificación” que tenga el PJ, será directamente proporcional a las chances de convertirse en una opción electoral válida.
A esa “limpieza” de todo resabio kirchnerista, seguramente tendrá que sumarse la incorporación de sectores y figuras que se vieron en la obligación de abrirse paso por afuera del cerrado esquema “cristinista”. Hoy no puede pensarse en un peronismo sin Sergio Massa o José Manuel de la Sota, por ejemplo, pero para ello la conducción deberá abrir una discusión seria y altruista, que piense más allá de los hombres, para que lo importante vuelva a ser el movimiento, como lo decía el General.
Este mismo esquema tendrá que replicarse en la Provincia, pues si bien el peronismo acá pudo mantener el gobierno, viene de sufrir una dura derrota en las legislativas del año pasado y nada menos que frente a la ascendente alianza Cambiemos. La situación puertas adentro de “la Casa de Todos” es a todas luces, muy complicada, porque no logra curar las heridas y tampoco se vislumbra ni la más mínima autocrítica.
La presidencia es ejercida por el ex gobernador Luis Beder Herrera, paradójicamente el hacedor del triunfo de Sergio Casas en la gobernación, pero también el que padeció la derrota en octubre, cuando Héctor Olivares y Karina Molina se quedaron con las dos bancas por la mayoría en la Cámara de Diputados de la Nación. Su mandato partidario vence en diciembre, pero el proceso de renovación debería dar inicio seis meses antes, con la convocatoria formal. Aunque es muy prematuro hablar de postulantes para sucederlo o la posibilidad que Beder siga al frente del PJ local, en unos meses más será tema de discusión puertas adentro.
El rol del partido será clave a la hora de pensar en el éxito o fracaso de las elecciones legislativas del año próximo, cuando se renuevan bancas provinciales (ocho de Capital), además de diputados y senadores nacionales. La razón principal es que el fortalecimiento del justicialismo, será la única herramienta válida para revertir los últimos resultados adversos, caso contrario la pérdida del poder en la provincia será una cuestión de tiempo.
No hay que dejar fuera de la discusión, la posible reforma política que se impulsa desde la Nación y que podría dar un giro rotundo en las habituales estrategias electorales locales (sistema de colectoras). El cambio de las reglas de juego, debería encontrar a un justicialismo encolumnado detrás de una idea nueva de hacer política y sin caer nuevamente en los eternos “ismos”, que llevaron a la actual situación de crisis y que, por momentos, parece ser terminal.
El gran interrogante es cómo hará el peronismo riojano para reciclarse y salir nuevamente a la palestra, pues el efecto cadena de los escándalos nacionales tendrá su correlación provincial. Las reuniones que hubo hasta el momento, sirvieron más que nada para tratar de lavar culpas de los errores cometidos, como así también para señalar las equivocaciones de los gobernantes nacionales, pero esto no surte el efecto contagio en una sociedad cada vez más apática a las estructuras partidarias.
Los dirigentes más avezados, entienden que el necesario reagrupamiento no debe darse de manera forzada ni sectaria, sino incluyendo a todos los fragmentos de la dirigencia, incluso aquellos que decidieron sacar los pies del plato en alguna ocasión anterior. En este sentido, será clave el papel que desempeñe el gobernador Sergio Casas, hoy por hoy el hombre que concita el mayor consenso, tanto interno como externo. De él dependerá el desprendimiento de aquellas figuras que tendrían que dar un paso al costado, como de aquellos que se perfilan como la renovación, quitándole así una de las principales banderas que enarbola la oposición provincial.
Casas y compañía saben que la elección del 2017 es clave para reencauzar las voluntades políticas rumbo a lo que será la lucha por el poder nuevamente en el 19, fecha en la que el actual mandatario pretende pasarle la banda a otro peronista. Está visto que el justicialismo ya no gana por la sola imposición del nombre, sino que la historia reciente habla del éxito de estructuras renovadas, con caras e ideas nuevas. Así surgió Cambiemos, que con un esquema desconocido como el PRO, llegó a vencer el año pasado. En el medio, hay que señalar que el tradicional radicalismo también entró en crisis, especialmente por la fuerte pérdida de identidad.
La dirigencia radical riojana también se encuentra en una seria disyuntiva, pues la renovación necesaria no termina de llegar y la conducción partidaria termina girando sobre los mismos nombres desde hace años. Julio Martínez e Inés Brizuela y Doria siguen manejando los hilos de la UCR, frente a una diáspora importante de dirigentes “boinas blancas” que no comulgan con esa conducción y deciden buscar nuevas estructuras.
Esta evidente crisis de ambos partidos tradicionales todavía no generó la conformación de alguna alternativa fuerte, pues el PRO no termina de hacer pie en la Provincia, sobre todo por la inexperiencia e incapacidad de quienes se encuentran al frente. De este modo, quedan abiertas las chances de congregar las adhesiones suficientes, pero no sin antes provocar un cambio profundo y absolutamente necesario.
La gente descree cada vez más de las ideologías impuestas, al menos así lo demostró en las últimas decisiones electivas adoptadas. Quienes pretendan llevar adelante una propuesta electoral partidaria, tendrán que pensar en nuevas estrategias y formas de ejercer la política. El principal escollo a superar será la credibilidad, además de la transparencia en las acciones, porque todos estos acontecimientos de corrupción, provocaron que la sociedad desconfíe de todo y de todos. Ese será el gran desafío futuro, tanto para los gobernantes como para quienes aspiran a serlo.