En la cultura occidental, «elefante blanco» hace referencia a posesiones que tienen un alto coste, tanto de construcción como de mantenimiento, y ese coste es mayor que el beneficio que aporta. Es decir, estos «elefantes blancos» ocasionan más problemas que beneficios a sus propietarios.
Indudablemente, para la Gestión de Inés Brizuela y Doria en la intendencia Capitalina, la obra de la Plaza 25 de Mayo será recordada como su ‘elefante blanco’. En Febrero del año pasado, la Intendenta esperanzó a toda la ciudadanía con una mega obra de refacción en la Plaza Central, pero a más de un año del inicio de obra, no se nota mejoramiento alguno, e incluso está en peores condiciones: ni siquiera hay agua en las fuentes.
Ayer, el Diario El Independiente publicó un informe donde resalta que las distintas fuentes ubicadas en distintos sectores de la plaza 25 de Mayo de esta Capital se encuentran en total abandono. Medios El Independiente hizo un recorrido y se pudo observar la suciedad, algunas semidestruídas y una de ellas, la central, ha desaparecido para siempre.
Haciendo un poco de historia, las cinco fuentes habían sido construidas durante una de las gestiones del exintendente Ricardo Quintela, hoy gobernador.
Dentro de los arreglos, en aquella oportunidad se refuncionalizó la plaza cuando era secretario de Obras Públicas, el malogrado arquitecto Juan José De Leonardi.
La tradicional plaza 25 de Mayo había recuperado sus atractivos como principal paseo público, donde las fuentes emplazadas sobre las calles Joaquín V. González y 25 de Mayo engalanaban el centro capitalino.
Al momento de ser habilitada la plaza con las remodelaciones que incluyó todo el piso, incluso con la construcción de un pabellón sanitario subterráneo, fue la gran noticia pero no pasó mucho tiempo en que las fuentes comenzaron a tener un estado no deseado.
De hecho, durante la gestión del intendente Alberto Paredes Urquiza el mantenimiento y conservación de las fuentes pasó a segundo plano, incluida la iluminación. Con el advenimiento de la administración a cargo de Inés Brizuela y Doria le dio el golpe de gracia a las fuentes, al menos la central que había sido construida alrededor del monumento al general San Martín.
Las fuentes están completamente abandonadas, sin que funcionen las bombas que impulsaban los chorros de agua, con revoques descascarados y el óxido apropiándose de todas las rejillas metálicas.
Cualquier peatón que transite por la plaza podrá observar a simple vista que la fuente que adornaba al monumento ha desaparecido. En su lugar se la cubrió en tierra y se la transformó en un jardín.
El sistema de aspersión duró lo que un suspiro y como no hubo capacidad de reparación y mantenimiento las fallas técnicas derivaron en el retiro de los equipos de bombeo y ahora fue reconvertida en un mega macetón cubierto con tierra y plantas, lo que se puede definir como un monumento al fracaso.
Mientras tanto, las restantes fuentes lucen el abandono y la indiferencia de los responsables. Quien pase por cualquiera de ellas podrá ver sólo un espacio vacío, donde incluso han desaparecidos los sistemas de aspersión que lucía cada una de las fuentes.
También han corrido casi la misma suerte otras fuentes como la emplazada en la esquina de las calles Joaquín V. González y San Nicolás de Bari, frente al Hotel Naindo, la que ostenta el abandono total.
Cuando se había realizado la última refuncionalización de la plaza 25 de Mayo se había construido una fuente en la esquina de las calles Pelagio B. Luna y 25 de Mayo, la que hicieron desaparecer por completo.
Asimismo, se pudo observar como sinónimo de abandono la fuente que en antaño lucía en el centro de las avenidas Juan F. Quiroga y Rivadavia, pero luego fue desplazada hacia el sector de la ex Estación Ferroviaria. Allí, las malezas, suciedad y roturas son las “protagonistas” casi exclusivas.
