“Cuando se anunció que Bergoglio sería creado cardenal, en 2001, no quiso comprar los atuendos de su nueva condición, sino adaptar los de su antecesor. Ni bien se enteró de que algunos fieles proyectaban viajar a Roma para acompañarlo en la ceremonia en que Juan Pablo II le entregaría los atributos de purpurado, los exhortó a que no lo hicieran y a que donaran el dinero del viaje a los pobres”. Este párrafo pertenece al libro El Jesuita, de Sergio Rubin y Francesca Ambroguetti, que narra la vida de Jorge Bergoglio antes de ser Papa e ilustra la austeridad que lo caracteriza. La misma actitud tuvo Francisco cuando se enteró que miles de argentino viajarían a Italia para presenciar su consagración como Papa; sin embargo muchos –como Sergio Casas esta semana- lo desoyen e insisten en visitarlo.
El vicegobernador riojano visitará en las próximas horas al Papa Francisco, concretando un encuentro que resaltará el contraste entre ambos protagonistas. Bergoglio se ha declarado públciamente ‘peronista’ y ha profesado una fuerte participación política desde la Iglesia, marcando su postura crítica ante ciertas injusticias. Francisco se ha edificado como un ícono de la austeridad, mientras que Casas –y el bederismo en general- ha hecho todo lo contrario: lujos ostentosos, cifras siderales de dinero, denuncias por corrupción al por mayor y poca atención a los más necesitados.
En el libro antes mencionado (El Jesuita), Bergoglio dispara contra la clase política: “Desde hace unos cuantos años, la Argentina vive una situación de pecado, porque no se hace cargo de la gente que no tiene pan, ni trabajo”. Ante semejante frase, no deja de sorprender qué se les cruza por la cabeza a cada político que va a visitar a Francisco. ¿Acaso Sergio Casas no se identifica en tremenda acusación? ¿Creerá Casas que él se hace cargo de la gente que no tiene pan ni trabajo? El mismo Bergoglio pronunció en el Tedeum de 2004 criticando a los políticos que bien nos puede contestar ambas preguntas: “… los que se sienten tan incluidos que excluyen a los demás, tan clarividentes que se han vuelto ciegos”.
Tan sabia frase parece describir mejor que nadie la actualidad del Bederismo. El espacio que lidera el Gobernador se ‘ha vuelto ciego’ y no ve las problemáticas sociales que inundan a la Provincia: alumnos que heroicamente protestan para que le ‘presten’ un lugar que les pertenece (la ex Escuela Normal) hasta que se construya un nuevo edificio, docentes que luchan por un salario digno sin respuestas, vecinos que hace más de un mes se plantan contra la impunidad de quienes pretenden avasallar al Pueblo y explotar a base de Uranio, y cientos de riojanos que no pueden conseguir una mísera garrafa de gas para satisfacer sus necesidades más básicas.
Como contrapartida, los funcionarios encargados de solucionar esos conflictos mantienen su ceguedad e inacción. Walter Flores se siente ‘tan incluido’ con sus Cabañas y negocios millonarios que ‘excluye’ al docente y alumno, reduciendo sus posibilidades de vivir dignamente.
¿Le contará el Vice Gobernador a Francisco sobre estos atropellos? ¿Le dirá Casas a Francisco que un Ministro millonario incrementa su fortuna construyendo Cabañas para turistas mientras alumnos NO tiene un Edificio donde estudiar? ¿Confesará el Vice Gobernador que mientras los ciudadanos más pobres no pueden conseguir una Garrafa, se rumorea que el Ministo de Producción compra un Diario para fortalecer su candidatura a Gobernador?.
No le será fácil a Casas engañar a Francisco. Jorge Bergoglio cuenta con antecedentes que respaldan su papado: a los 21 años decidió abrazar su vocación religiosa y a los 33 se ordenó como Sacerdote Jesuita; fue profesor de Literatura y Psicología y es Licenciado en Teología y Filosofía.
No hay Autoridades
En los pagos del Vice Gobernador –San Blas de Los Sauces- las voces se alzan contra las injusticias que se viven cotidianamente con su aval político. El Departamento de Casas no es ajeno al escenario que vive el resto de la Provincia: el ciudadano común se planta ante la ineptitud y cinismo que reinan en el bederismo. Así se observó en las últimas elecciones y así se demuestra en los sondeos de opinión pública, que aniquilan al Gobernador y a todos los referentes del oficialismo Provincial.
Ante tan desolador panorama, cabe preguntarse qué va a hacer Casas al Vaticano. ¿Qué ‘relato’ contará en su encuentro con el Pontífice?. Francisco se edificó como el Cura Pobre que priorizó el ‘servicio’ sobre cualquier conveniencia personal. Casas representa el polo opuesto: con su visita al Vaticano, pretenderá instalarse como el máximo aspirante a suceder a Luis Berder Herrera; solo piensa en su carrera personal, sin importar en lo más mínimo el destino de los ciudadanos.
El Gobierno que integra Sergio Casas parece haber perdido todo tipo de Autoridad sobre el Pueblo para brindar soluciones o imponer una determinada medida política. Ante la ola de protestas que se suceden, solo se limita a apelar a la ‘fuerza’ como arma disuasiva. Lo hizo en Chilecito, acudiendo a la Justicia y la fiereza policial para desalojar las Escuelas; y lo hace en Capital con constantes amenazas a los alumnos que mantienen el acampe frente al Paseo Cultural.
En El Jesuita, Bergoglio explica magistralmente el concepto de Autoridad: “Viene de augere que quiere decir hacer crecer. Tener autoridad no es ser una persona represora. La represión es una deformación de la autoridad que, en su recto ejercicio, implica crear un espacio que la persona pueda crecer. Alguien con autoridad es alguien capaz de crear un espacio de crecimiento”.
Existe la sensación latente de que Beder Herrera perdió esa ‘capacidad’ para ‘hacer crecer’ a La Rioja y –consecuentemente- a los riojanos. Su autoridad está cuestionada y su principal objetivo se reduce a que los incipientes conflictos no pasen a mayores, para poder terminar su mandato sin sobresaltos. Tal como lo ha expresado él mismo en los últimos meses, el Gobernador se hizo a un lado para dar protagonismo a los Ministros, resignando la ‘autoridad’ que impuso en los últimos años.
Sin la presencia del líder natural del espacio, los ministros quedaron desamparados, intentando hacer su propio camino sin un eje que los guie. El concepto de Autoridad como espacio para crecer se desvirtuó, pasando a ser un término deformado. No hay Autoridades en el Gobierno Provincial, solo funcionarios que se pelean por demostrar que son ellos los que ‘mandan’.
Al respecto, Francisco nos dice: “Cuando el término se desvirtúa, pasa a ser sinónimo de ‘Acá Mando Yo’. Es curioso, porque cuando quien está en posición de imponer autoridad tiene que decir ‘acá el que manda soy yo’ o ‘acá el superior soy yo’ es porque ya perdió la autoridad. Y, entonces, la tiene que afianzar con la palabra. Proclamar que uno tiene la manija de algo implica que se dejó de tenerla. Y tener la manija no significa mandar e imponer, sino servir”.
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