Redacción de RiojaLibre
Ayer te contamos una de las versiones más fuertes en el ambiente sobre el origen del apodo de Edgardo Vergara (click aquí). Hoy, te traemos otra corriente sobre ese mito, pero que viene de una de las personas que más lo conoció, que -por diversas razones- nos pidió cuidar su identidad.
El apodo de ‘Brujo’ nace en 1988, mucho antes de que Vergara conozca a Gary. Fue ese año cuando el mítico conductor radial estaba por abrir su Radio, y entre sus afectos y compañeros comienza a decir que él era capaz de adivinar los números de la Quiniela. Ya con la Radio al aire, Edgardo insistía con su capacidad de adivinar los números de la Quiniela, chicaneando a sus locutoras comerciales, operadores, y el resto del equipo. ‘El Pálpito que tenía era increíble, más de una vez acertaba, y ahí empezamos a decirle Brujo, porque él mismo se lo decía’, cuenta a RL nuestra fuente secreta.
Más adelante, cuando empieza a organizar eventos, el Brujo realizaba ritos extraños, como por ejemplo sahumar o enterrar cosas para frenar la lluvia, e increiblemente lograba cortar las tormentas. Había veces que llovía diez días seguidos, y en el momento que él hacía los espectáculos paraba la lluvia y salían las estrellas y una luna gigante. Era de no creer, pero pasaba, por eso el apodo ya se mediatiza.
Es así que todos los artistas le decían brujo, entre ellos Gary, pero el apodo nace antes, cuando pronosticaba los números de la Quiniela.
Antes de finalizar, otra apostilla que agiganta aún más la Leyenda del Brujo: ‘Vergara predijo su propia muerte. Hace muchos años, comiendo un asado en la parte de abajo del Estadio del Centro, donde tenía preparado como un Quincho, estábamos viendo el Clásico de River vs Boca. El Brujo era hincha de Racing, pero con el tiempo se hizo fanático de Boca. Ese clásico lo gana River, y los hinchas de River que estaban ahí lo vuelven loco, festejando y cargándalo. De repente el Brujo se pone de pie serio, y cae de rodillas al suelo, con las manos en el pecho. Todos nos preocupamos, obviamente se acabó el festejo, y le preguntábamos como estaba pensando que le había dado un paro cardíaco; pasó como un minuto y el desgraciado dejó de fingir y nos dijo: ‘ahora que les cagué el festejo, se van todos a la Pu… que los parió’‘.
Vale recordar que Edgardo Vergara falleció de la misma forma unos años más tarde, en una cancha de Paddle.