La situación de los comedores populares y organizaciones sociales en Argentina ha llegado a un punto crítico bajo el gobierno de Javier Milei. En una entrevista con Víctor Mastrangelo en AM530, Juan Carlos Alderete, dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), expuso una serie de graves acusaciones contra la administración actual. Alderete describió un panorama desolador donde la falta de alimentos básicos y la represión institucional parecen ser parte de una estrategia deliberada del gobierno para debilitar a los movimientos sociales.
Alderete fue enfático al señalar que los comedores populares, esenciales para la supervivencia de miles de familias, están siendo desabastecidos. “No llega ni un kilo de arroz, ni un litro de leche”, declaró, subrayando la desesperante situación que enfrentan aquellos que dependen de estos recursos. Según Alderete, el gobierno ha hecho desaparecer la Secretaría de Agricultura Familiar, dejando a los trabajadores campesinos en una situación crítica. Esto no solo agrava la inseguridad alimentaria, sino que también amenaza la subsistencia de las comunidades rurales.
La situación es aún más alarmante si se considera la denuncia de Alderete sobre la supuesta creación de una «Gestapo Nacional» dirigida a perseguir a las organizaciones sociales. Este término, cargado de connotaciones históricas de represión y violencia, refleja el nivel de persecución que, según Alderete, están sufriendo los movimientos sociales bajo el gobierno de Milei. “Están llevando un negocio adelante, a este Gobierno no le importa la gente que pasa necesidades”, afirmó, sugiriendo que detrás de estas acciones hay intereses económicos que buscan explotar la miseria y la desesperación.
El dirigente de la CCC también acusó al gobierno de tener un “cronograma para atacarnos constantemente”, señalando que existe una planificación deliberada para desarticular las organizaciones sociales. Alderete hizo referencia a intentos de aplicar la ley antiterrorista contra manifestantes, una medida que considera un claro abuso de poder y una violación de los derechos humanos. La utilización de la justicia para silenciar y perseguir a opositores es una táctica que, según él, está siendo sistemáticamente empleada por la administración de Milei.
En cuanto a la gestión de recursos y el manejo de los alimentos destinados a los sectores más vulnerables, Alderete fue claro: “Algunos alimentos que tiene Petovello ya se vencieron”. Esta situación no solo demuestra una ineficiencia administrativa, sino también una falta de consideración por las necesidades urgentes de la población. La indignación y el dolor se hacen sentir en las palabras de Alderete cuando menciona que “la necesidad de alimentos daña enormemente a las familias”, y que hay compañeros que “terminan llorando en el día porque no les alcanza la comida que mandan para la gente”.
Esta denuncia pone de manifiesto una crisis humanitaria que el gobierno de Javier Milei parece no querer o no saber cómo manejar. La combinación de represión y desabastecimiento no solo debilita a las organizaciones sociales, sino que también aumenta el sufrimiento de los sectores más vulnerables de la sociedad. La política de este gobierno, según Alderete, no está orientada a solucionar estos problemas, sino a perpetuar un estado de necesidad que puede ser manipulado políticamente.
Las implicaciones de estas declaraciones son profundas. La referencia a una “Gestapo Nacional” y la denuncia de una persecución sistemática sugieren un gobierno que no solo es indiferente a las necesidades de su pueblo, sino que activamente busca silenciar cualquier forma de disidencia. La falta de alimentos en los comedores populares no es solo una cuestión de mala gestión o desorganización; según Alderete, es una táctica deliberada para controlar y subyugar a una población ya empobrecida.
El gobierno de Javier Milei se enfrenta a una crisis de legitimidad si estas denuncias se prueban ciertas. La represión y el desabastecimiento son síntomas de un sistema que no solo está fallando en su deber de proteger y servir a su pueblo, sino que también está utilizando su poder para consolidar un control autoritario. Las palabras de Alderete resuenan como una advertencia: la situación es insostenible y el sufrimiento de la gente no puede ser ignorado por más tiempo.
La pregunta ahora es si la sociedad argentina y la comunidad internacional tomarán nota de estas graves acusaciones y actuarán en consecuencia. El llamado de Alderete a no perder los derechos que se han ganado con tanto esfuerzo es un recordatorio de que la lucha por la justicia social es más importante que nunca. Si el gobierno de Milei persiste en este camino de represión y abandono, la respuesta de las organizaciones sociales y de la sociedad en general será crucial para determinar el futuro de Argentina.
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