* Por Maximiliano Ochoa
Llegó a pesar 272 kilos y luego de someterse a un tratamiento severo contra la obesidad logró bajar 160 kilos. El tratamiento lo comenzó en el año 2013 cuando pesaba 272 kilos y en el 2015 logró llegar a su peso normal de 110 kilos, que aún mantiene y que se equipara con su metro noventa de altura aunque él cree que puede bajar 10 ó 15 kilos más operándose los “colgajos”.
“De grande comencé a sufrir la obesidad por la mala alimentación y una serie de lesiones que sufrí mientras practicaba básquet profesional (operaciones de rodilla y tobillo)”, relató a EL FEDERAL. “No me cuidé, no escuché a las personas cercas y la situación se salió de control. Terminé poniendo en riesgo mi vida”, reflexionó.
En 2013, Cristian decidió cambiar su vida y tomó la valiente decisión de bajar de peso. “Me costó reconocer que tenía un problema, que estaba afectando a mi familia y que mi vida estaba en peligro”, confesó el ex basquetbolista, que está separado y tiene dos hijas de 15 y 17 años.
Aquel 2013 decidió internarse y comenzar un tratamiento en la clínica privada Malvinas Argentinas de Buenos Aires, donde trabaja un equipo del doctor Alberto Cormillot, que realiza un seguimiento especializado de personas que tienen problemas de obesidad.
“Ingresé con 272 kilos y llegué a bajar 50 kilos haciendo dieta durante cuatro meses de internación. Después me practicaron una operación de cirugía bariátrica. Mi estómago quedó del tamaño de un huevo de gallina“, detalló.
Aunque ya ganó la mayor batalla, Cristian reconoce que hasta la actualidad padece las secuelas de la obesidad. “De por vida tengo que inyectarme una vez al mes vitaminas Bagó 10000 para evitar cualquier tipo de enfermedad, porque quedás muy vulnerable luego de la operación”, ejemplificó.
Como Cristian hay muchos que padecen esta enfermedad en La Rioja, que tiene un elevado porcentaje de obesos. Como él hay muchos que sufrieron y sufren discriminación, trastornos físicos y psicológicos, y todo tipo de limitaciones. Por ello es destacableel mensaje de Cristian, un testimonio de valentía, fortaleza, perseverancia y, ante todo, de amor propio.