El próximo jueves 28 de mayo, el juez federal riojano Daniel Herrera Piedrabuena indagará al genocida Luciano Benjamín Menéndez por la causa de Ramón Olivera, un dibujante técnico que hacía trabajos sociales junto al asesinado obispo Enrique Angelelli.
Olivera, que hoy tiene 59 años y trabaja en la Subsecretaría de Desarrollo Humano de La Rioja, fue detenido e interrogado ilegalmente junto a su padre, Alfredo Olivera, en marzo de 1977. Ya en 1984, había denunciado al actual jefe del Ejército, general César Milani, por su detención ilegal, ante la Comisión de Derechos Humanos de La Rioja.
Por casualidad, mientras estaba detenido, Olivera se enteró de la identidad de su interrogador cuando el secretario del juzgado nombró al entonces subteniente por su apellido. “Milani me decía en la sala del juzgado que me habían cortado la carrera de subversivo”, declaró el denunciante.
Ramón Olivera estuvo preso cuatro años y siete meses y sufrió varios simulacros de fusilamiento. Mientras que su papá fue liberado a los pocos días, cuando un grupo de tareas lo dejó en la calle. Como consecuencia de la tortura recibida
Durante los días detenido, el hombre quedó con severas secuelas en su salud.
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