El cargo de Gobernador es de vital importancia, no solo para la Provincia sino también para los destinos del futuro Gobierno Nacional. Consecuentemente, es de una irresponsabilidad ridícula -e indeseada- pensar que cualquier político puede aspirar a dicho cargo de un día para el otro. Tener en mente gobernar la Provincia debiera ser resultado de un Proyecto en el que se trabajó con bastante tiempo de anticipación. Quien hoy quiere ser Intendente, no puede mañana intentar ir por la Gobernación: pensar en comandar un Departamento es radicalmente diferente a controlar la Provincia entera.
Es por ello que desde este espacio venimos sosteniendo desde hace tiempo que solo tres personas están en condiciones de Gobernar la Provincia desde el 10 de Diciembre de 2015. Solo tres políticos vienen trabajando desde hace años pensando en su candidatura a Gobernador para el año próximo, y solo esas tres figuras podrán aspirar seriamente en convencer al elector para ganarse su voto.
Claro está que estamos hablando de Julio Martínez, Ricardo Quintela y Luis Beder Herrera. Si bien el radical desea desde hace tiempo llegar a la Casa de Gobierno, a partir de las fenomenales performances que obtuvo en las dos elecciones del 2013, consolidó su candidatura para que sea tomada seriamente como una amenaza para el peronismo de arrebatarle el control de la Provincia. Por su parte, el Intendente capitalino viene trabajando y capacitándose desde hace años para llegar a la Casa de las Tejas: tiene sobre sus hombros la experiencia que aportan 10 años de gestión en el Departamento más grande de la Provincia y tres intentos para ser Gobernador. Del actual Gobernador no hace falta justificar su capacidad: cuenta con dos mandatos en el bolsillo. Cualquier nombre que escape a este tridente, carece de posibilidades reales de acceder al cargo.
Uno por Uno
Julio Martínez mantiene intactas sus chances de alcanzar la meta, con la curiosidad de que la concreción de su sueño depende más de los otros, que de su propia figura. Su principal potencial es representar, como ningún otro dirigente riojano, la voz opositora, tanto del Gobierno Provincial como del Nacional. Aquel ciudadano que no concuerde con el oficialismo, seguramente elegirá al radical como su candidato preferido.
Es decir, que el futuro de Martínez depende directamente del andar del oficialismo. Si Beder y Cristina no logran remontar sus Gobierno, Martínez se verá beneficiado; por el contrario, si el oficialismo se guardó anuncios importantes que mejoren directamente el bolsillo y la calidad de vida de los ciudadanos, Martínez perderá varios votos.
Aunque suene cruel para sus fanáticos, mientras peor le vaya a la Provincia –y al país-, mejor le irá a Martínez en las próximas elecciones. Según lo que pase en este último año de gestión, el candidato radical analizará si necesita un acuerdo con otra fuerza (nunca cortó el diálogo con el Quintelismo) o si le ‘alcanza’ para encarar solo la elección más importante de su vida.
Como gran interrogante para su posible elector aparece su capacidad de gestión: si bien nadie duda de su ‘carisma’ para criticar, todos ponen en tela de juicio su preparación para ‘ejecutar’ políticas de Estado. ¿Está preparado para asumir el cargo más importante de la Provincia? ¿No sería conveniente comenzar por un desafío menor (Intendencia de Chilecito? Mashasha tendrá que apelar a algo más que su calidad de ‘criticón’ para convencer al ciudadano de su capacidad para Gobernar.
En el camino de Ricardo Quintela, lo más trascendental para por definir la tan mentada unidad del Peronismo. Más allá de poder lograrla, en el seno íntimo del Intendente comienzan a analizar si es conveniente para la imagen de Quintela ‘pegarlo’ al actual Gobernador. En este marco deben encuadrarse las idas y vueltas de ambos espacios. Al quintelismo lo seduce las bondades de contar con el aparato estatal en toda la Provincia, pero –a su vez- lo espanta el alto índice de imagen negativa que ostenta el Gobernador y su espacio. El pensamiento Q parece ser: “Quintela no es lo mismo que Beder, siempre y cuando quede claro eso se puede empezar a hablar de un armado electoral de manera conjunta”.
En ese sentido debemos entender que Quintela de un claro gesto de acercamiento, visitando Casa de Gobierno y reuniéndose con el Ministro político de Beder Herrera (Claudio Saúl), pero –al mismo tiempo- marcando diferencias dejando en claro que NO irá al acto del 17 de Octubre, por considerar que “no es bueno hacer celebraciones ostentosas cuando el vecino está atravesando una situación difícil”. El Gobernado comprende mejor que nadie este juego, y sabe que si esta es la vía para garantizar la continuidad del peronismo en el poder, conviene no restarle votos al Gitano innecesariamente.
Quintela sabe que su máximo potencial está en Capital y debe trabajar duramente en el Interior para ser Gobierno. Preparado para un eventual escenario sin acompañamiento del Doctor, el quintelismo no pierde el tiempo y se enfoca en el Interior: Armando Molina visitó Chilecito y mantuvo reuniones con dirigentes locales; funcionario del actual Intendente bederista Hugo Páez en Villa Unión sorprendió declarando públicamente “Beder Herrera ya cumplió su ciclo, es hora de Quintela”; y la Juventud Q trabajando fuertemente en Sanagasta y Chamical son algunos de los escenarios que demuestran el desembarco del Gitano en toda la Provincia.
Por su parte, vale destacar la fuerte injerencia que está tomando el espacio ‘Visión de Provincia’, que está llamado a convertirse en el caballito de batalla que le permitirá al Intendente transformarse en Gobernador. Su convocatoria con la dirigencia de Capital tienen un éxito abrumador, y –según pudo averiguar RiojaLibre- es inminente su desembarco en los Departamentos del Interior Provincial. En estos encuentro, los principales referentes del espacio (Armando Molina, Gabriela Pedrali y Hugo Vera), comunican a dirigentes de segunda y tercera línea cuál es la estrategia a seguir.
Finalmente, el tercer candidato posible es el mismísimo Gobernador, pero ya habría tomado la decisión de respetar la Constitución y desistir de su candidatura. Si hablamos en potencial es porque existe un último intento que un sector bederista hará el próximo 17 de Octubre, elevando el despilfarro de fondos al máximo y convocando a una multitud para que el ‘operativo clamor’ al fin se concrete.
La idea es demostrar que el ‘pueblo’ obliga al Gobernador a violar la Constitución; pero las encuestas que semanalmente le llegan al Doctor (3 de cada 4 riojanos se opone a su Re reelección) y el gasto descomunal que significará el acto lograrán que el Gobernador no se confunda por el intento desesperado de un sector de su dirigencia, que ve su continuidad como única posibilidad de aferrarse al poder.
Sabiendo la imposibilidad de su candidatura, Beder Herrera tiene dos caminos a seguir: fogonear a una persona de máxima confianza o concretar la Unidad con el Intendente. El máximo mandatario sabe que el tándem LBR-RQ es imbatible y se aseguraría la victoria ante Martínez, pero tendría que resignar el poder a manos del Gitano, que bajo ningún punto de vista está dispuesto a secundar la fórmula.
El rompimiento con el Intendente infiere varios riesgos: no existe candidato propio capaz de vencer a Martínez o Quintela, mucho menos a un frente en el que coincidan ambos; en caso de correr ese riesgo, Beder sabe que muchos de los que hoy podrían ser candidatos bederistas, de llegar al poder tardarían menos de un año en crear el bosettismo, maderismo, saulismo, etc.; un escenario con tres candidatos aumentan las chances de Martínez, ya que el voto peronista se dividiría entre Quintela y su candidato, y si hay algo que Beder pretende evitar es que el radical llegue a la Gobernación y cumpla con la promesa de meterlo preso. Ergo: no existe candidato propio.
Es por ello que quienes conocen la calidad de estadista del Gobernador, aseguran que si Beder Herrera decide no ser candidato, es un hecho que apostará por Ricardo Quintela. Solo una duda quedaría por saldar: si ese respaldo será público u oculto.
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