UNLaR, A qué le temen? Simulacros de democracia.
Deberíamos debatir temas tan importantes para el futuro de nuestra Sociedad y el aporte que la Universidad a ella le debe, pero lamentablemente la actual gestión nos obliga a que sigamos invirtiendo tiempo y energías en discutir trabas a la democracia en nuestra UNLaR, cuando ya debería ser un derecho adquirido elemental y un tema ampliamente superado.
Como con el estatuto el oficialismo no pudo imponer la lista única para cargos unipersonales, gracias a la democratización impuesta desde Nación y al férreo planteo de la oposición, ahora se trata de usar el reglamento electoral.
No pasó mucho desde que los gritos en contra de la perpetuidad de un rector, la falta de concursos docentes y las elecciones de lista única se escuchaban en todos los pasillos de la Universidad, la ciudad y la provincia. Esos gritos dieron a luz en la primavera de 2013 a una nueva gestión transitoria que tuvo la misión de romper las cadenas de la opresión y las trabas a la participación. Así llegamos a las primeras elecciones con voto directo, donde esas mismas autoridades volvieron a presentarse y fueron reelectas en 2014 con la minoría de votos.
Hoy, y luego ya de cuatro años en el poder, ese que parece enceguecer y sacar lo peor de las personas, vemos como aquellas autoridades que creímos líderes de la democracia y la transparencia, hoy tratan por cualquier medio de perpetuarse y destruir así el futuro de la verdadera Universidad que nos habían prometido.
Ya se hizo un estatuto de espaldas a la comunidad, que implicaba grandes trabas a la pluralidad y la libertad, finalmente desde Nación se eliminaron varias de ellas. Pero como ese intento de perpetuidad falló, parecería que ahora se pretende usar el reglamento electoral como última opción para impedir que la comunidad pueda elegir libremente a sus autoridades y así seguir demorando el sueño de una Universidad de excelencia, transparencia y democracia.
Pedido de Comisión Plural para el Reglamento Electoral — Expte. 00–4525/17
Dicho reglamento, pese al pedido de que se redacte en la pluralidad e institucionalidad que tal norma requiere en cualquier ámbito democrático y académico (ver pedido adjunto), se ha redactado en el más cerrado autoritarismo de la actual gestión, y ha sido presentado casi en silencio en una sesión extraordinaria el 19 de Junio, ahora está siendo tratado por el Consejo Superior donde la gestión tiene mayoría.
Usemos por un momento el método Socrático, que con un algunas preguntas nos ayudará a ver con mayor claridad el objeto de nuestro análisis.
Qué pasaría si, como provincia de La Rioja, no pudiéramos elegir ni proponer libremente a nuestros 5 diputados que nos representan en el Congreso Nacional?
Qué pensaríamos si, a un movimiento político que desee representar a La Rioja (o a cualquier provincia) en el Congreso Nacional, le exigieran que presentara una lista de los 257 diputados que tiene nuestro Congreso, representando a las 23 provincias argentinas, y otros 257 suplentes por las dudas, es decir un total de 514 candidatos?.
Obviamente, el sistema electoral argentino no es así, Porqué?:
Porque eso impediría y proscribiría a una gran mayoría que no se sentiría representada por los pocos, (o único), proyectos hegemónicos que concentrarían el poder y la estructura para cumplir con semejantes exigencias electorales.
Porque eso eliminaría la voz de nuestro pueblo y sus particularidades para someterlo indignamente a los grandes grupos hegemónicos y poderosos, sentenciando a la patria a esa forzada uniformidad que lacera su esencia misma, que nace en la riqueza de su diversidad cultural, social, geográfica, histórica y hasta étnica. Es esa representación garantizada de todos los que componen un colectivo diverso, la madre de nuestra identidad como patria, incluso la de las más alejadas y pequeñas minorías.
Y mucho menos permitiríamos que fuese así en tierra de caudillos, ante la mirada sorprendida del Chacho y Facundo por semejante atropello al federalismo en sus propios pagos.
Ahora, y con ese concepto en mente, volvamos a nuestra UNLaR, pues ese unitarismo proscriptivo, disfrazado de “proyecto integral” que se proclama en vacíos discursos de “construcción en el disenso”, pretende poner exactamente esos requisitos para así asegurar su perpetuidad al no existir ninguna otra opción para la comunidad. Es decir elecciones de “Lista única oficialista”.
Parece que en la UNLaR, algunos han escuchado la famosa frase de Henry Ford, “Ud. Puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro”, aquí parece ser verde así como antes fue celeste.
Hagamos entonces las mismas preguntas
Por Ejemplo:
Porqué nuestras sedes no pueden elegir y proponer a sus representantes consiliarios en el Consejo Superior?
Porqué un grupo de estudiantes de Medicina no pueden proponerse para ser consiliarios y así llevar esa mirada al Consejo Superior?
Porqué un grupo de docentes de la sede Chamical, no pueden proponerse a su comunidad como consiliarios para representar a su sede en el Consejo Superior?
Porqué un grupo de nodocentes de Villa Unión, no puede presentarse para representar a sus compañeros de las sedes, como consiliarios?
Porqué algunos docentes de Aplicadas no pueden proponer sus propios candidatos para que representen a su departamento en el Consejo Superior?
Si lo miramos desde el otro lado, si esos grupos no pueden presentarse y ponerse a consideración, tampoco la comunidad tiene la posibilidad de elegirlos o elegir entre esas opciones. Tal como dijimos en 2014, “no queremos simulacros de democracia con elecciones de lista única”.
Justamente esa libertad e independencia de los representantes de sedes y departamentos académicos son las que nutren a un Consejo Superior con la pluralidad y el valioso aporte de diversas realidades territoriales, académicas, políticas y sociales que se amalgaman en debate y disenso, cimientos de la evolución institucional. Por el contrario, ese unitarismo donde todos deben pertenecer a algún (o al único) gran proyecto hegemónico “integral” destruye la base de nuestro cogobierno universitario al igualar u homogeneizar lo que por definición es diferente y heterogéneo, al eliminar las múltiples tonalidades que conforman nuestra cromática universidad y su olvidado futuro.
Es precisamente en una Universidad, -universĭtas, -ātis ‘universalidad, totalidad’-, donde debemos contener a todas las voces, miradas e ideas para ser Universidad, ya que es en la diversidad desde donde podremos iniciar el camino a excelencia académica que aún se ve lejano.
Parte del Reglamento Electoral, Universidad Nacional de Cuyo
Las universidades conforman sus Consejos Superiores y Asambleas, con representantes de sus diversos departamentos, facultades o institutos, cada uno de ellos electos libremente por sus respectivos estamentos sin ninguna limitación innecesaria. Incluso muchas universidades, como la de Cuyo por ejemplo, permiten la presentación de listas incompletas a órganos colegiados. Así es como logran y viven en una democracia representativa.
Por el contrario, la monocromía de listas únicas, son simplemente la continuidad de las viejas y ahora nuevas prácticas de perpetuidad que se pretende instalar en nuestra universidad, donde el Consejo Superior no sería más que una escribanía, con automáticos brazos en alto que responderán a los mandatos del movimiento hegemónico de turno. Amparado en ese silencio cómplice que tanto daño hizo a nuestra Universidad, pero también hizo y hace a nuestro país.
Para ir desarmando esas trampas lo primero que debemos hacer, es entender como están compuestos nuestros Consejos Superior y Departamentales.
Representantes en el Consejo Superior por cada unidad académica, Los Docentes deben ser Adjuntos, Asociados o Titulares efectivos.
La UNLaR, está compuesta por cinco departamentos y cinco sedes regionales. Donde cada una de esas unidades académicas tiene sueños, realidades y necesidades distintas. Por esa razón, y en pos de la pluralidad democrática indispensable en una Univesidad Pública Nacional y Gratuita, cada una de esas unidades tiene representantes en el Consejo Superior.
Que cada sede o departamento elija sus propias autoridades y representantes es en consecuencia una premisa básica indiscutible y por ello así se da en todas las Universidades de nuestro País. Pero en la UNLaR, sin informar a la comunidad y aprovechando los apuros coyunturales, el oficialismo intenta poner trabas sin sentido, que solo parecen evitar el surgimiento de cualquier alternativa que pueda desafiar su hegemonía.
Solo por dar una idea, para que todos en la UNLaR podamos elegir entre dos opciones, con el reglamento que se trata de aprobar, se requieren 624 candidatos y el probable record de que en algunas sedes hasta el 50% del padrón docente deban ser candidatos. Una de las principales causas de tan elevado número de candidatos, es la pretendida exigencia de que cada lista además de presentarse completa, lleve el total de suplentes, es decir que para ocupar por ejemplo 50 cargos (consejo superior), con dos listas habrá un total de 200 candidatos, todos ellos además deben cumplir con una serie de requisitos estatutarios, ser ad-honorem (no remunerados) y para mayor complejidad, requieren una importante dedicación y muchos viajes en caso de representantes de sedes.
Miembros por estamento y Sedes
Otro tema que camuflado en la participación genera serias trabas, es el reducido en número de algunos estamentos en nuestras sedes, ello causa por ejemplo, que de haber dos listas, cada sede tendría 18 candidatos docentes entre consiliarios, consejeros y decanos de sede. Ello no sería problema si no fuera que en algunas sedes, los docentes en esas condiciones son menos de 30, lo que llevaría a la necesidad de que sean candidatos el 50% de ese padrón. Algo que resulta incoherente si el número de auspicios o avales exigido es del 2% del padrón, es decir más candidatos que avales. Todo un hallazgo para los procesos electorales. Por eso nuestro espacio propone que en ningún caso, sea requisito excluyente, la presentación de más candidatos que avales en un determinado padrón.
Muchos se preguntan para qué tantos suplentes?, si la asignación de cargos es por Sistema D’Hondt, donde es muy extraño que una sola lista obtenga todos los cargos, y donde los suplentes naturales son todos los candidatos a titulares que no fueron electos y por corrimiento van cubriendo a los que sea necesario reemplazar. Pero no, el oficialismo pretende que para 50 cargos titulares, se presenten 200 candidatos, eso con apenas dos listas. Sabiendo que estamos en una Universidad pequeña en número de docentes en condiciones de ocupar cargos electivos, fruto de los pocos concursos del pasado, y de los inexistentes concursos de esta gestión.
A tales pretensiones, solo nos cabe preguntar qué es mejor? Si tener 100% de suplentes de la única lista que presente el oficialismo, o tener más de una lista para poder elegir aunque no tenga tantos suplentes?
Cantidad y distribución de personas de acuerdo al último padrón 2014. Docentes Adjuntos, Asociados y Titulares (pueden ser consiliarios), Jefes de Trabajos Prácticos (solo pueden ser Consejeros departamentales)
También hemos visto como estas reglamentaciones en 2014, y al exigir que los avales sean “por cada estamento”, generaron inconvenientes graves, dado que algunas sedes tuvieron estamentos de apenas 2 miembros en su padrón (ver tabla). Ello llevó al caso Villa Unión, donde 8 personas al negar avales a uno de los candidatos, terminaron eligiendo al decano de esa sede, ya que sentenciaron a la sede a una elección de lista única del candidato al que sí firmaron avales. El otro candidato fue impugnado ya que ninguno de los 8 aceptó avalarlo. Hay quienes aseguran haber visto a Henry Ford en el Valle del Bermejo.
Como vemos, más allá de algunos formalismos necesarios que son entendibles, hay una clara intención de generar todas las trabas posibles a la presentación de listas. Trabas que no afectan a los oficialismos que tienen toda la estructura a su disposición.
Esas mismas trabas explican el porqué de nuestra historia reciente entre intentos de perpetuidad, toma de la universidad y ahora trabas a la participación democrática en busca de una nueva perpetuidad.
Por eso, a qué le temen?
Parece que una elección democrática y limpia, sería una catástrofe natural que hay que evitar.
A estas alturas podemos intuir, sin mucho margen de error, que temen a la democracia, a que la comunidad pueda elegir libremente a sus autoridades, y para evitarlo pretenden que en lugar de la comunidad, sea un reglamento el que elija.
Nuevamente llamamos a la reflexión, ya que de aprobarse sin modificaciones este proyecto oficialista, se afectaría la participación plural y democrática de nuestra comunidad, que es apenas el primer paso hacia la Universidad de Excelencia y del futuro que le debemos a nuestra Sociedad.
La sociedad nos necesita debatiendo los temas del futuro de la educación, la excelencia, la revisión e innovación en nuestra oferta académica, su vinculación con el mundo, los aportes al territorio, a su desarrollo inclusivo y en igualdad, a la generación de empleo genuino y de alto valor agregado, para nuestra sociedad y sus jóvenes en especial. Entre tantos otros temas institucionales y estratégicos para nuestra provincia, país y región.
Es ahí donde debemos poner todas nuestras energías, la UNLaR todavía no puede despegar, pero juntos podemos lograr que vuele en lo más alto. Su democratización es apenas el inicio de ese vuelo.
Alejandro Alvarez
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A quien ilustra estas notas le pido deje de mimetizar la fotos del actual rector con la del Dr Tello Roldán. Es cuestión de respeto hacia quien no puede defenderse pues ha fallecido. Hágase cargo quien corresponda de sus errores o aciertos actuales. Basta de bastardear la memoria de quien fue mentor de todos los que trabajan en la UNLaR, no sean cobardes. Lo que disfrutan ahora lo hizo TR, ¿pueden mostrar qué han hecho desde 2013 sino desprestigiar la INSTITUCIÓN?