Hace algunos años, la doctora española Yojana Pavón – Psicóloga y Doctora en Psicología Diferencial y del Trabajo por la Universidad Complutense de Madrid- desarrolló la Tesis del Síndrome de Cronos (también conocida como Miedo Patológico a ser Desplazados) para explicar los errores garrafales que comete un Jefe o Líder ante la inminencia de perder el cargo que ostenta. Brevemente, podemos resumir el Síndrome de Cronos como “el miedo a sentir que perdemos nuestra posición y status, la ansiedad que nos produce la pérdida de poder dentro de nuestro entorno, el temor a ser desplazados y sustituidos es la génesis de una nueva enfermedad de corte psicosocial que se agrava aún más en las circunstancias de la actual crisis”.
Si bien es una teoría que se vuelca primordialmente al mundo laboral y empresarial, es aplicable a la política o cualquier ámbito donde existan luchas de poder. Según esta Tesis, debemos inferir que la confusión en la que está inmerso el Gobernador Luis Beder Herrera es producto del temor que siente por saber que ya comenzó la cuenta regresiva para la fecha límite (10 de Diciembre de 2015) donde deberá abandonar el poder.
Es curiosa la similitud entre el nacimiento del síndrome y la manera en la que Beder Herrera arribó al poder. La Mitología sostiene que “Cronos era el menor de sus hermanos, hijo de Urano y Gea. Al ser el menor de los titanes, Cronos permaneció gran parte de su infancia y adolescencia a la sombra de las hazañas de los mayores. Ansiaba el protagonismo de ellos y el poder de su padre Urano. Tal fue así que cortó los testículos de su padre marcando la separación del Cielo y de la Tierra. Para no tener rivales, en su nuevo futuro, encerró en los Infiernos a sus hermanos, los cíclopes”.
Haciendo un paralelismo de Cronos con Beder Herrera, podríamos situar a Carlos Menem en el lugar de Urano, y a Ángel Maza como su hermano mayor. Desde comienzo de los años 90, el actual mandatario deseaba el ‘protagonismo’ que ostentaban el por entonces presidente Carlos Menem, y –años más tarde- el Gobernador Ángel Maza. La toma de la Legislatura bien puede tomarse como el ‘corte de testículos’ de Cronos a su padre, con el que Beder se queda –polémicamente- con el poder.
Continuemos con la Leyenda de Cronos: Urano le había espetado en una maldición antes de morir, uno de sus hijos le quitaría todo su poder y le destronaría. Para que eso no pasara, a Cronos no se le ocurrió otra idea que inmediatamente que cada uno de sus hijos naciera procedería a devorarlos él mismo vivo. Y así fue, uno tras uno como Cronos fue comiéndose todos y cada uno de los recién nacidos. Todos, menos su último hijo Zeus, que gracias a que su madre lo escondió pudo escapar. Cuando Zeus creció, logró revelarse a su padre y destronarle, llegando a ser el nuevo Dios Supremo del Olimpo.
Olvidándonos de la ‘literalidad’ por un momento, no es una aberración afirmar que Beder se fue ‘devorando’ uno a uno a cada dirigente que amenazaba con poner en duda su calidad de Líder. Ese es principal objetivo de las Intendencias Paralelas: menguar el poder del Jefe Comunal. Con Millicay, Moreno, Gaitán y Rejal en Chilecito, Beder logró ‘controlar’ el poder que podía acaparar Lázaro Fonzalida. De la misma manera en Arauco, cuando Minuzzi era ‘amigo’, Beder seguía alimentando con fondos del Gobierno a Florencia López, Ruth Borda y Nicolás Martínez. Idéntico escenario se repite en cada uno de los Departamentos: debilitar al Intendente (posible futuro contrincante) es la cuestión.
Busqueda desesperada y fallida de la Gloria
A la hora de enumerar la sintomatología del Síndrome de Cronos (es decir, ¿Cómo nos damos cuenta que Beder padece este síndrome?), la Doctora española asegura que el “el Jefe Cronos se encuentra en un hábitat idóneo en aquellas culturas en las que prevalece un sentido paternalista en el que se premia la lealtad y la obediencia en detrimento de la eficacia. El directivo enfermo de Cronos está siempre buscando la gloria de ser el mejor. La necesidad de sentirse seguro le lleva a rodearse siempre de mediocres sumisos a quienes utiliza en su favor. Impide el desarrollo de sus colaboradores por el temor a la pérdida de status y poder”.
Es aquí donde entran en juego los polémicos Ministros que rodean al Gobernador. El primer indicio de que Beder estaba comenzando a padecer Cronos puede encontrarse cuando desplazó del Ministerio de Salud a Juan Carlos Vergara para poner en su lugar a Juan Luna Corzo. El Gobernador premió la ‘obediencia’ en detrimento de la eficacia; vale recordar el origen quintelista de Vergara y la profesión –abogado- del ultra bederista Luna Corzo.
Sin embargo, los síntomas más evidente se observan en el presente: a Beder poco le importa el grado de rechazo popular o las críticas que reciban sus Ministros, sino que los premia o castiga según el grado de ‘sumisión’ que tengan con su persona. Sólo así se explica que el Gobernador elija vanagloriar la figura de Néstor Bosetti, quien es –por lejos- el Ministro con imagen negativa más alta.
En el síndrome de Cronos también podemos encontrar la explicación a la constante confusión que padece el Gobernador. Un día potencia como ‘su’ candidata a Tere Madera, pero a las horas le baja el pulgar y manda a ‘inflar’ a Claudio Saúl. A los pocos días vuelve a la carga con Bosetti, a quien bastardea en su siguiente aparición público y señala a Casas como el gran elegido. Con Paredes Urquiza la confusión roza el ridículo: el Secretario General ya definió y comunicó públicamente sus intenciones de ir por la Intendencia en Capital, pero Beder no se cansa de tentarlo para la Gobernación, con adulaciones insólitas.
Nada es claro, todo es confuso: un mismo funcionario bederista en menos de una semana pasa de ser ‘el candidato’ a Gobernador, a convertirse en la ‘carta fuerte’ para la Intendencia, para terminar en una no deseada Diputación Nacional. Hasta los mismos protagonistas terminan confundidos; a menos de 60 días para el 2015, ni ellos mismos saben que harán el año que viene. Muchos se preguntan qué está haciendo Beder, cuál es su estrategia; el síndrome de Cronos nos dice que “impide el desarrollo de sus colaboradores por el temor a la pérdida de status y poder”.
Ahora bien, estos ‘colaboradores’ (léase Ministros y/o posibles candidatos) tienen dos formas de reaccionar ante la confusión que desparrama el Gobernador: “un subordinado que observa a su Jefe-Cronos, puede reaccionar de dos formas: a) Expresando su descontento aunque eso implique la consecuente pérdida de su trabajo; b) Limitándose a comunicar lo estrictamente necesario, en espera de alguna oportunidad donde pueda desligarse de su supervisor”.
Entre las víctimas del Cronos riojanos podemos reagrupar en la primer opción a Gustavo Minuzzi y –según él- a siete Intendentes más, al Diputado Mario Guzmán Soria y a Gastón Millicay entre otros. En la segunda alternativa (esperar alguna oportunidad donde se puedan desligar) se ubican –entre otros- Alberto Paredes Urquiza, Claudio Saúl, Fernando Rejal, Marcelo Del Moral, más de 15 Diputados Provinciales y el resto de Intendentes (a excepción de Quintela, Bordagaray, Minuzzi y ‘sus 7’ que ya se alejaron).
El Gobernador es una clara víctima del Síndrome de Cronos. Sabe que le queda poco tiempo en el poder y sufre los trastornos que arrojan la ansiedad y el temor de entender que cada vez le queda menos tiempo. Siguiendo la Mitología Griega, vale recordar que para todo Cronos siempre existe un Zeus, aquel que logra sobrevivir al reinado del Jefe y espera su momento para dar el zarpazo. En este caso, todo indica que Ricardo Quintela será el Zeus Riojano que destronará definitivamente a Beder y se convertirá en el nuevo Jefe de La Rioja.