El Moralista francés Luc de Clapiers (marqués de Vauvenargues) pasó a la historia por pronunciar una de las frases más sabias de la ciencia política. Alejado de su vocación militar por problemas de salud, el pensador del siglo XVIII manifestó una premisa que luego se convertiría en un mandamiento básico para cualquier dirigente político: “La desesperación exagera no sólo nuestra desdicha, sino también nuestra debilidad”.
Ese es el punto de partida para que todos los políticos aparenten estar siempre apacibles y tranquilos, intentando demostrar seguridad y evitar cualquier tipo de confusión a causa de una evidente desesperación. Los últimos movimientos del Gobernador riojano hacen pensar que se olvidó de dicho mandamiento. Es que desde el fatídico 11 de Agosto del año pasado (PASO), Luis Beder Herrera se aleja cada vez más de su calidad de estadista, cayendo en errores conceptuales básicos ajenos a la lectura política a la que nos tenía acostumbrados.
Contradicciones Prematuras
El 11 de Noviembre de 2013, el Gobernador anunció públicamente que no irá por la Re reelección, asegurando que no será candidato en las elecciones del 2015. Esas mismas palabras las repetiría en presentaciones públicas posteriores y hasta en apariciones a comienzos del presente año. Sin embargo, la semana pasada, comenzó el ‘operativo’ oficial para dejar en el olvido los dichos del mismísimo gobernador.
A pesar de tener la peor imagen negativa desde que asumió el poder, distintos funcionarios bederistas insistieron en candidatear a Beder Herrera como Gobernador para los próximos comicios. El Intendente chiliciteño –Lázaro Fonzalida- y la Diputada Nacional –Griselda Herrera- fueron los encargados de izar la bandera de ‘Beder 2015’, asegurando que “todo el bederismo está trabajando en la continuidad del Proyecto, con la candidatura del actual Gobernador”.
Pasó solo un mes desde la última vez que Beder Herrera afirmó que no será candidato. Consecuentemente, existen dos lecturas posibles: 1. El Gobernador le miente en la cara a toda la ciudadanía, afirmando -públicamente- una ‘falacia’ en reiteradas ocasiones, a sabiendas de que en muy poco tiempo la tendrá que desmentirla. 2. Beder Herrera ya no logra controlar a sus funcionarios, que lo dejan en ridículo ante la sociedad contradiciendo sus propias palabras.
En cualquiera de los dos escenarios, el Gobernador sale totalmente perjudicado. No existe análisis posible en el que Beder Herrera salga bien parado ante una mentira que duró apenas 90 días. ¿Quién nos miente? ¿Beder Herrera cuando no dice que NO va a ser candidato? ¿O Fonzalida y Griselda Herrera cuando aseguran que se trabaja para un tercer mandato consecutivo del Gobernador?. Si la respuesta afirmativa es la primera, el Bederismo deberá lograr que la ciudadanía vote a un ‘Mentiroso’; si –en cambio- son el Intendente y la Diputada los ‘mentirosos’, NO habrá candidatura de Beder. Como dijimos anteriormente, ninguna de las dos opciones beneficia al Doctor.
Es por ello que cabe hablar de ‘desesperación’. Al parecer, no existe un plan diagramado con antelación, y el oficialismo se va ‘reformulando’ día a día según la sensación térmica que palpe el Gobernador.
Sin candidatos
La versión más coherente que circula por la Casa de las Tejas marca que –realmente- Luis Beder Herrera cree conveniente no presentarse en el 2015: además del cansancio y agotamiento que ostenta por los últimos dos años de gestión, el Gobernador siente –por su alta imagen negativa- la imposibilidad de vencer en los próximos comicios. Por ello se definió dejar en claro que no será él quien continúe el Proyecto, y se dio lugar al ‘fogoneo’ de distintas figuras oficialistas para sucederlo.
Este panorama presenta un grave problema para el Doctor: la posible ‘traición’. Beder Herrera sabe que aquellos que hoy se autodefinen como ‘ultra bederistas’, no tardarán demasiado en olvidarse de su liderazgo y comenzar su propio proyecto (e ‘ismo’) si llegaran a alcanzar el mando en la Casa de Gobierno. “Se lo hizo Néstor (Kirchner) al Cabezón (Duhalde), por qué no me lo harían Tineo, Tití o Fonsha a mi”, habría soltado el mandatario a sus principales asesores.
Pero la gravedad del panorama que vive el Bederismo convierte a ese problema en una ‘utopía’ agradable de atravesar. Ninguno de los ‘posibles’ candidatos que están en la cabeza del Gobernador logra ‘medir’ en las encuestas que encarga el propio oficialismo. A costas de perder protagonismo y liderazgo, Beder optó por armar un gabinete con ‘varios’ ministro fuertes; “el Doctor los sacó a la cancha y ahora ellos tendrán que hacer mérito para ver quién mide más y se consagre como el elegido del oficialismo”, se decía en los pasillos de la Casa de las Tejas a medida que se iban confirmando las llegadas de Del Moral, Saúl, Rejal y Tineo.
La realidad marca que ningún Ministro (de los que llegaron y los que lograron sobrevivir), ni dirigente oficialista logra mover el amperímetro y edificarse como posible sucesor; en lugar de crecer en popularidad, aumentan su imagen negativa. Con lo puesto, al Gobernador no le quedó otro camino que ‘embarrar la cancha’ y convencer a Eduardo Menem para que lance oficialmente su candidatura. Resulta paradójico que –para lograr unos míseros puntos en las encuestas- el hermano del ex presidente tenga que criticar al Gobernador.
Cualquier medición seria marca solo dos candidatos con posibilidades de suceder al actual Gobernador: Ricardo Quintela y Julio Martínez. El bederismo (sin la alternativa de Beder como candidato) brilla por su ausencia. Allí debe econtrarse la respuesta de por qué el Máximo Mandatario mandó a su ‘troupe’ a reflotar la idea de la Re-reelección.
Como sea, la desesperación se está apoderando de las decisiones de Beder Herrera. En su afán por encontrar una salida urgida al panorama que se avecina (2015 sin bederismo), el Gobernador se ve obligado a ‘volantear’ constantemente. Lejos de encontrar una solución –y obedeciendo la sabia frase de Luc de Clapiers- Beder no hace más que dejar al descubierto su desdicha y –lo más preocupante- exponer su creciente debilidad.
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