Muchos capitalinos decidieron disfrutar de una jornada navideña en camping, a la vera de algún arroyo, o emprender viaje rumbo a Sanagasta o Huaco. El objetivo principal, fue apaciguar el calor reinante en la ciudad, además de divertirse con la familia o los amigos.
Durante las primeras horas de la mañana, la Capital riojana estuvo prácticamente desierta. Encontrar algún auto o moto circulando por las calles, era realmente un milagro; y más aún ver a algún riojano caminado por ahí. La mayoría se encontraba descansando, después de, seguramente, un brindis que se extendió hasta altas horas de la madrugada.
Sin embargo, esa quietud y calma de las primeras horas, se fue transformando cerca del medio día. Autos cargado con sillas, sombrillas y mesa, se dirigían constantemente para la zona de la Quebrada; y aquellos que circulaban en moto se las ingeniaban para poder llevar todo lo necesario para pasar un agradable jornada.
EL INDEPENDIENTE, recorrió algunos de los campings, como por ejemplo el de la Asociación Sirio Libanesa; el del Centro de Empleados de Comercio; y el del Sindicato de Luz y Fuerza.
En los tres casos, las piletas estaba colmadas de grandes y niños que buscaban apaciguar las altas temperaturas; los asadores preparaban unas ricas costillitas navideñas, aunque algunos llevaron las “sobras” de la cena de Nochebuena; y los juegos de cartas, pelota, entre otros, también se dieron cita.
También, hubo capitalinos que prefirieron ubicarse a la vera del arroyo que se extiende sobre ruta nacional Nº 75, para así ahorrar pagar el ingreso al camping, que en algunos casos costaba 20 pesos por persona, y a los cuales había que sumar otros 20 si se quería disfrutar de la pileta.
El matutino dialogó con una familia que se encontraba en el arroyo a escasos metros del puesto caminero Nº 4.
Ellos, manifestaron la alegría de poder pasar un momento junto a los más queridos, pero resaltaron la suciedad que posee el canal, y solicitaron a las autoridades o entidades a cargo, que limpien un lugar que es de uso frecuente de muchas familias, que no tienen suficiente dinero como para pagar la entrada a un camping.
INCONCIENCIA
Pese a que la mayoría se encontraba disfrutando de una hermosa jornada, y sin perjudicar a nadie; muchos jóvenes circulaban en moto sin casco y a alta velocidad, poniendo en peligro no sólo su integridad física sino también la de los demás. La falta de conciencia es una constante; pese a conocer, seguramente, los altos índices de muertes por siniestros viales.
Sin embargo, un gran llamado de atención lo deben recibir aquellos que tienen que velar por la protección de los ciudadanos, ya que en todo el trayecto de la avenida San Francisco hasta la curva del camping del Banco Nación, no existieron puestos de controles, ni provincial ni municipal, que impidieran el paso de aquellos que no llevaban casco o conducían en estado de ebriedad.