En diálogo con DiarioChilecito.com, familiares del cura Gabriel Torrens relataron lo que vivió el joven sacerdote el domingo cerca de las 02:30 de la madrugada, mientras regresaba en su automóvil.
Indicaron que sucedió en calle Hipólito Irigoyen, a una cuadra de la casa materna.
“Fue a dejar a un amigo y cuando volvía, vio una moto tirada y a un joven sentado en el cordón. Él se bajó del auto para ayudarlo y ahí lo golpearon en la nuca, y le pusieron una sevillana en el cuello”.
Luego, fue obligado a subir nuevamente al vehículo y trasladado hacia la avenida La Mejicana (en plena construcción). “Lo hacen parar en medio del campo, lo golpearon y lo ataron de pies y manos. Estuvo 4 horas así. Esa persona permanentemente le pedía dinero y él le dio todo lo que tenía, que eran 200 pesos y las tarjetas del cajero, incluso le pidió la clave y él se la dio”.
“Todo el tiempo tenía la navaja en su cuello, le pegaron patadas por todos lados y piñas en su cara”, señalaron los familiares.
Finalmente, lo liberaron y el cura pudo regresar a su hogar. Con sangre y golpes en todo su cuerpo, además de la marca de la navaja en su cuello, llegó cerca de las 7 y pudo relatar lo sucedido. “Él está con miedo y dolorido”, manifestó su familia.
Afirman que el sacerdote rezaba permanentemente y hasta perdonó al delincuente que en ese momento atentó contra su vida.