“Lo voy a votar porque no va a hacer lo que dice que va a hacer”. Esa frase ridícula, que decía más del entonces gobierno peronista del que querían huir los argentinos que de quienes la proferían, resultó equivocada. En un debate con Juan Grabois, Javier Milei afirmó que “la gente podía elegir morirse de hambre”. También sostuvo que podían vender órganos para solventar su vida. Y se cansó de repetir que odiaba la justicia social. La interrupción de la entrega de alimentos que derivó en que un millón de niños se vayan a dormir sin comer, la suspensión de entrega de medicamentos para el cáncer y otras enfermedades graves por parte de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), la restricción del PAMI de los descuentos del 100% a medicamentos para jubilados de un día para el otro y el engorroso trámite para sostenerlos del segmento que aún podría recibirlos revela que Milei está convencido de que el Estado debe abandonar a los más frágiles de la sociedad a su suerte y, como dijo Macri ante la pandemia: “Que se mueran los que se tengan que morir”.
En una primera lectura se puede inferir que lo hace por ideología: “debe ser el famoso anarcocapitalismo”. Pero Milei también advirtió sus verdaderas intenciones cuando les dijo a los empresarios “estoy haciendo el ajuste más grande de la historia para llenarles los bolsillos”. El plan de Milei es similar al de la derecha tradicional: sacarle a los trabajadores para darle a los empresarios. Tiene un gran parecido con la última dictadura, por la tablita del dólar y la apertura irresponsable de las importaciones. Dos botones bastan de muestra: la casi eliminación del Impuesto a la Riqueza y el RIGI, que rebaja el Impuesto a las Ganancias empresarias a un 25% y permite computar todo el resto de los impuestos nacionales y provinciales a cuenta. Es decir que en la Argentina de Milei un trabajador paga hasta un 35% de ganancias y una gran empresa paga como máximo 25% y puede llegar a pagar la mitad. Así, mientras pibes y jubilados no comen, el promedio de las acciones de las principales empresas nacionales que cotizan en bolsa duplicaron su valor y los bancos lo triplicaron. Por si no se entendió, la mayoría de los grandes empresarios tiene como mínimo el doble de riqueza que en 2023.
Así lo escribió Marta Dillon en El Destape: “Argentina funciona como un reality show de la crueldad. Desde las pantallas vemos como, cada semana, el gobierno de Milei elimina a un jugador: mujeres, enfermos, LGBT+, personas con discapacidad, jubilados, artistas, y así en loop hasta que quede solo un grupo de pie: el capital.”
La Casta: empezó en un hotel y “compró” gobernabilidad
Milei se mudó al Hotel Libertador del empresario Eduardo Elsztain el 22 de octubre de 2023 y vivió hasta el 8 de enero, casi un mes después de asumir, en una habitación de 450 dólares diarios. No hay registros de que haya pagado la cuenta ni él ni el Estado. Ahí recibió la visita de los más grandes empresarios del país. Sus primeros dos proyectos como presidente fueron el DNU 70/30 y la Ley Bases. Ante el pedido de Información Pública realizado por este medio el Gobierno contestó que ningún ministerio había actuado en la redacción. El word del documento del DNU que el gobierno le envió a los gobernadores está a nombre de Ángel Fusa, socio del Estudio Bruchou & Funes de Rioja, bufete que atiende a varias de las grandes empresas del país. Las medidas más importantes del gobierno las redactaron los empresarios, no Milei. Pero los empresarios no tienen legisladores y Milei tampoco, al menos no los suficientes. Había que “convencerlos”. Durante las negociaciones por el decreto y la ley hubo varias reuniones del gobierno con legisladores en el departamento del secretario parlamentario, Tomás Figueroa, en Recoleta, frente a La Biela. Se publicaron fotos, incluso. Ahí creció el rumor de que había coimas. También es sabido que un grupo de empresarios realiza un aporte mensual que, dicen, se usan para el armado del partido. La noticia de los 211 mil dólares del senador Edgardo Kueider parece cerrar todo el relato. Es importante porque no solo revela que Milei es más casta que la casta, también que no es un proyecto anarcocapitalista: es un proyecto empresario.
El blanqueo le dio oxígeno al Gobierno y el año próximo sumará fondos frescos del FMI y, seguramente, con el Riesgo País cayendo volverá a los mercados. El endeudamiento en dólares de las empresas que luego se pesifica también ayuda. Aunque las reservas siguen negativas en 5000 millones de dólares, la situación es claramente mejor que la de fines del año pasado en el que el rojo era de 11 mil millones. Pero lo más importante, en ese momento era casi imposible importar y hoy ese registro se logra con las compras abiertas. El superávit fiscal es dudoso por la deuda a las provincias que está en la Corte Suprema, que debería obligar al gobierno a pagarla. Pero el mercado premia a quien es capaz de hambrear niños y abandonar jubilados para pagar la deuda.
Antes de las elecciones de 2023 muchos analistas hablaban de la suerte de quien fuera elegido presidente, ya que se iba a encontrar con un largo período de crecimiento de las exportaciones debido a que Vaca Muerta ya no es una promesa futura, sino una realidad vigente. Ya está ocurriendo. El país pasó de un déficit en la balanza comercial de hidrocarburos en 2022 de 5000 millones de dólares a un superávit de 4300 millones en los primeros diez meses de 2024. Para el año próximo el saldo positivo puede escalar hasta 10 mil y seguirá creciendo hasta 17 mil millones en 2027, año electoral. Para 2030 estará en 30 mil millones.
Un fenómeno similar, pero a menor escala, está ocurriendo con el litio y otros minerales. Al potente sector agropecuario, el país suma otros dos polos exportadores que ya están generando un creciente superávit comercial.
Hay otro factor a tomar en cuenta. El proyecto de Milei, amigo del capital, puede frenar la histórica salida de capitales. No hay muchos países con tan prometedoras posibilidades de negocios y en condiciones tan beneficiosas.
El fuerte ingreso de dólares y el freno de la fuga pueden cambiar el viejo paradigma de restricción externa que desestabilizó y deprimió la economía nacional durante décadas.
Hay quienes piensan que el déficit en turismo y la suba de las importaciones pueden ser un ancla a este proceso; por lo pronto no está ocurriendo y no parece una amenaza insalvable. El dólar cae y no es por el cepo. El proceso es similar al de los noventa. Pero en esa época no había petróleo, ni gas, ni minerales a exportar por décadas. Milei estabilizó y tiene buenas posibilidades de mantener la tendencia. Tal vez el mayor peligro que tiene por delante es que su amigo Donald Trump inicie una guerra comercial que perjudique a Argentina.
El problema es la concentración
Una economía con un flujo constante de dólares concentrados en dos o tres sectores corre el peligro de caer en la “enfermedad holandesa” en la que la especulación en torno a los tulipanes fortaleció tanto la moneda que destruyó al resto de los sectores de la economía de Países Bajos. Un proceso similar de fortalecimiento extremo del peso en manos de Milei puede ser desastroso. Con un peso cada día más fuerte y una economía cada vez más abierta, el proceso de destrucción industrial y hasta comercial puede ser pavoroso, con su consecuente efecto en el empleo.
Un ejemplo de cómo funciona este tipo de economía se puede ver en el proyecto de Pan American Energy (PAE), de la familia Bulgheroni, que lidera una alianza de empresas hidrocarburíferas para producir gas natural licuado en Argentina y exportar al mundo.
Es una inversión de 2900 millones de dólares en diez años y casi 7000 millones de dólares en los próximos 20 años. La inversión total de casi 10 mil millones de dólares generará apenas 600 puestos de trabajo directos e indirectos en la instalación del barco y 850 para operar el nuevo sistema. Un negocio de 10000 millones de dólares que generará menos de 1500 empleos. La culpa no es de la empresa. Ese negocio debería compensarse con otros de empleo intensivo.
El desprecio que mostró Milei hacia la industria deja claro que mientras gobierne el país se perderá la posibilidad de desarrollarse a partir del ingreso de divisas resultante de los nuevos negocios. Peor aún, Argentina será un país menos desarrollado con su proyecto. Cuando Milei promete volver a la economía primarizada de principios del siglo XX hay que recordar que, según cuenta Felipe Pigna en “Los Mitos de la Argentina”, en 1901 cuando comenzó el servicio militar, en la revisaron médica de los argentinos de 20 años se encontró un 41 % de desnutridos.
El costoso precio social del ajuste
La estabilización del plan de Milei es cada vez más sólida y de profundizarse puede ser una desgracia para un sector importante de la sociedad. El año cierra con una caída de ventas minoristas y mayoristas superior al 20%. Y no hay que olvidar que logró que 17 gobernadores se comprometieran a acompañarlo a bajar el gasto al 25% del PBI. El periodista de El Destape acreditado en la Casa Rosada, Jonathan Heguier, contó esta semana que fuentes cercanas a Santiago Caputo aseguran que quieren cerrar el PAMI. Si se analiza el gasto total del Estado, la única forma de seguir bajándolo fuerte es continuar ajustando al sector pasivo. El rápido empobrecimiento de los jubilados recaerá en parte en el esfuerzo que hagan sus hijos para sostenerlos. El resultado de una economía concentrada en sectores que generan poco empleo, la destrucción de gran parte del entramado productivo y comercial y el ajuste del Estado es el fuerte empobrecimiento de un sector importante de la población.
Pero no todos son perdedores. La baja de la inflación y el rápido resurgimiento del crédito ya rinden frutos. Una parte de la clase media comienza a resurgir, sus ingresos van recuperándose ante la caída de la inflación y las cuotas mejoran su economía familiar. Hoy puede comprarse ropa, zapatillas, bicicletas, electrodomésticos y muchos otros bienes en 18 cuotas sin interés. Esa misma clase media se alegra por el fin de los piquetes y por la política de mano dura de Patricia Bullrich, aunque no pueda mostrar resultados. Baja inflación, dólar bajo y mano dura son una fórmula con muchas posibilidades de salir exitosa en las elecciones de medio término contra una oposición cada día más fragmentada.
El gobierno entretiene a la gente con una agenda conservadora que parece gustar a una parte de la población. Persecución a las organizaciones sociales, a los inmigrantes y hasta a los profesores universitarios y científicos. No son reacciones espasmódicas. Es un plan. Santiago Caputo puso al frente de las ideas para entretener a la sociedad a una colaboradora de confianza: Macarena Alifraco. Una vez pensada la idea se distribuye entre el aparato de propaganda paraestatal, fundamentalmente Luis Majul y Jonatan Viale, y el equipo de redes. Hasta ahora les sirvió.
Milicos, la sociedad desigual y el hambre
La semana pasada volvimos a ver tanques en la Plaza de Mayo. Al otro día de la aparición de un sospechoso video de supuestos narcos, las fuerzas de seguridad se formaron en la plaza y saludaron al presidente que salió al balcón. Ese día el Gobierno dejó trascender que enviará al Congreso un proyecto de ley que permita que las Fuerzas Armadas puedan hacer seguridad interna. Hay que prestar atención porque tras la limpieza inicial de altos mandos los actuales comandantes están de acuerdo con el proyecto. Un modelo de desigualdad extrema, que genera hambre y enfermedad, se prepara para reprimir posibles revueltas sociales.
La paradoja de la sociedad dual
Milei logra que con su política la mitad de la población lo apoye. Pero la desigualdad es enorme y la otra parte de la sociedad vive en una situación paupérrima. El Gobierno ya dio cuenta de su crueldad y hasta llegó a reivindicar a la dictadura genocida. La pregunta es si la sociedad se va a acostumbrar a ver a diario a jubilados llorando de hambre ante las cámaras de televisión, a jubilados que intentan quemarse vivos por no recibir medicamentos, a la represión aberrante de los mayores, al hambre de los pibes, al vaciamiento del Hospital Garrahan y otras atrocidades o va a reaccionar antes de que el gobierno termine en una enorme tragedia nacional.