Un niño chino de seis años fue drogado y le extirparon los dos glóbulos oculares para un presunto tráfico de órganos, un acto salvaje que provocó una oleada de indignación en las redes sociales.
Un reportaje de la televisión de la provincia septentrional de Shanxi muestra al niño, que ha quedado ciego, en su cama en el hospital, con sus órbitas oculares cubiertas por una banda.
Este acto especialmente odioso ilustra de nuevo el problema de la carencia de órganos en China, la cual alimenta todo un tráfico criminal.
En el reportaje televisivo aparecen los padres del niño, que pertenecen a un medio pobre y rural. Explican que en un primer momento pensaron que su hijo se había herido gravemente al caer el sábado, antes de darse cuenta que había sufrido una doble extirpación.
“Tenía la cara llena de sangre, sus párpados estaban del revés y debajo sus ojos ya no estaban”, contó el padre del niño.
Los policía encontraron los dos globos oculares, a los que les faltaba la córnea, precisó la televisión estatal CCTV.
La policía ofreció una recompensa de 100.000 yuanes (12.200 euros) a quien pueda ayudar a encontrar a una mujer no identificada, que sería la principal sospechosa.
El niño tiene el labio leporino, una malformación congénita que podría explicar por qué fue elegido por los traficantes que le extirparon los ojos.
La mayoría de las operaciones de trasplantes en China se hacen sobre órganos extirpados a condenados a muerte o en prisioneros tras su fallecimiento y a menudo sin el acuerdo de las familias, según las organizaciones de defensa de Derechos Humanos, aunque las autoridades lo desmienten.
Unos 300.000 pacientes necesitan anualmente en China trasplantes, pero solo unos 10.000 lo logran ante la falta de donantes, según los medios estatales.
La tradición china estipula que un muerto debe ser enterrado sin ser mutilado y son muy pocos los chinos que aceptan que se extirpen los órganos de un miembro de su familia cuando muere.
AFP