María Mercedes Pereyra tiene una hija con Síndrome de Down, y ambas se encuentran viviendo una situación de precariedad. Además de la asistencia, la madre solicita gestión para que su hija pueda acceder a la pensión por discapacidad que le corresponde.
María Florencia Pereyra Bazán padece Síndrome de Down, tiene 21 años y no camina. Su madre debe cargarla para que pueda realizar sus necesidades básicas pero debido a problemas de salud, la mamá no puede levantarla de su cama por lo que debe usar pañales y permanecer en su habitación.
Ambas viven el barrio San Martín en una vivienda ubicada entre la avenida Ramírez de Velasco y Tucumán, a una cuadra y media de una reconocida lomitería de la zona.
La casa es muy precaria, en el ingreso del pasillo se puede observar el deterioro de un nailon que por el sol y la humedad comenzó a romperse y en estos días de lluvia permitió la filtración de agua.
Cabe mencionar que la madre trabaja haciendo changas de limpieza según pudo describir en su relato. Además explicó que “hago trabajos por días para poder recaudar algún dinero extra para comprar las cosas que faltan, yo tengo la pensión (mínima) de los 65 años y no me alcanza”, indicó Pereyra,
Asimismo, Maria en diálogo con El Independiente afirmó que
“ella usa muchos pañales y agradezco la ayuda de la gente que nos ha colaborado con eso. Yo hago pan para vender en este hornito, dijo la mujer mientras señalaba un pequeño horno eléctrico de aproximadamente 30 litros”.
En tanto, la mujer subrayó que “principalmente lo que necesito es que alguien me gestione y me ayude a realizar el trámite administrativo para que mi hija pueda acceder a su pensión por discapacidad”.
“Hay papeles que me piden y en este momento no recuerdo donde están”, mencionó la mujer mientras intentaba buscarlos en su hogar y además agregó que “toda la documentación está en tribunales porque por ella cobraba la cuota de la litis que pasaba su padre, pero él ya falleció por lo que quedó sin nada”, sumó la damnificada.
Entre los requisitos que solicitan para que la hija pueda acceder al beneficio de la pensión la madre resaltó que “me piden que le lleven un certificado del neurólogo pero se me hace imposible levantarla, ya no tengo fuerzas y somos las únicas dos que vivimos aquí, solo nos tenemos la una a la otra. Al lado vive mi mamá y ella me la ve durante la mañana cuando me sale alguna changa para trabajar, la verdad que esta situación es muy dura, manifestó la madre con angustia”.
Del mismo modo indicó que, “tengo problemas de la vista, y también de la vesícula y con el peso de ella ya no puedo alzarla ni sentarla en su silla de ruedas. Por ahí si consigo ayuda la saco al frente de la casa pero tengo que sacar el cable del tele por la ventana porque no quiere dejar de ver sus dibujitos”.
“Gracias a Dios ella es muy sana, por ahí tiene sus días en la que no quieren que la molesten, llora y le pregunto qué le pasa, ella no habla mucho pero dentro de todo está bien”, comentó la mujer.