Redacción de RiojaLibre
«¿Qué estás filmando? ¿Qué estas filmando?», le repite la Concejal Yiyi Ceballos al periodista antes de agredirlo por segunda vez. La respuesta es tan obvia como simple: está filmando a un concejal en un Concejo Deliberante, cumpliendo con su rol de periodista. Es una respuesta tan racional, tan lógica, que cuesta entender que una edil no lo comprende.
Sucede que cuando el odio se impone, la razón desaparece. Cuando Yiyi Ceballos golpeó al periodista estaba ganada por la emoción del odio, ese odio que desde hace dos años viene imponiendo el mismísimo Presidente de la Nación Javier Milei.
Milei lo dijo hace diez días («hay que odiar más a los presidentes»), y Ceballos lo ejecutó ayer: odió al periodista al nivel de agredirlo.
Más allá del curso que siga esta causa (trabajadores de prensa están pidiendo que se inicie Juicio Político contra Ceballos), es imperantemente necesario que como sociedad reflexionemos sobre el límite que se sobrepasa al pregonar y ejecutar el odio con los periodistas. Seguramente, esta estrategia del Presidente se deba a alguna encuesta que le han hecho llegar sobre un alto rechazo de la ciudadanía a los Periodistas. Incluso esa encuesta sea cierta, no se puede tener como bandera y herramienta política a la violencia para ganar unos puntitos en las urnas.
Siguiendo este descabellado hilo conductor (que, insistimos, erróneo para nosotros), si Ceballos agrediendo a un periodista crece unos puntos en la consideración de la gente… ¿Debemos esperar entonces que en las próximos sesiones los Concejales empiecen a pegarle masivamente a los periodistas? ¿Se convertirá entonces el Concejo Deliberante en un Ring de Boxeo donde Miércoles a Miércoles concejales y periodistas diriman sus diferencias a golpes de puño? ¿Será ese el escenario que imaginó Milei cuando pregonó que «hay que odiar más a los periodistas»?