Lo de cuestionado es no solo por la opinión pública, advertida sobre el rol del riojano en el escándalo del Coimagate, sino también por Caputo: fue el propio asesor de Milei quien pidió la cabeza de los primos Menem, Martín y “Lule”, como una manera de descomprimir la crisis post elecciones. En realidad, ya había pedido que expulsaran a “Lule” antes del domingo negro en la Provincia, pero su protectora, Karina, intervino para que eso no sucediera. El hombre sigue a su lado en la Secretaría General de la Presidencia.

El problema es evidente: el Gobierno necesita oxigenarse y tirar lastre para recuperar la iniciativa, pero los Menem están atornillados a sus sillas. El asesor Caputo empuja, la hermana Karina resiste. Y los primos riojanos no solo siguen donde están, sino que además a Martín lo promovieron.
Es un mensaje interno de Karina a Caputo: con los míos no te metas.
Recordemos que los Menem tuvieron un rol clave en la trama de las coimas del 3 por ciento que, de acuerdo a los audios del echado Diego Spagnuolo, se recaudaban entre los laboratorios que tienen contratos con el Estado. Según esas grabaciones, el recaudador informal era “Lule”, y el nexo con la droguería Suizo Argentina, Martín. La Suizo Argentina, como se sabe, era la que vehiculizaba los supuestos sobornos que llegaban a manos de la mismísima Karina.
Una semana antes de la paliza en suelo bonaerense hubo elecciones en Corrientes, y los libertarios salieron cuartos: se encendieron todas las alarmas porque parecía evidente que el impacto del Coimagate estaba teniendo un correlato en las urnas. Fue entonces cuando Milei decidió escuchar a su asesor Caputo y entregar a “Lule” como fusible para descomprimir el escándalo, pero Karina se plantó.
No se va nadie, le dijo a su hermano.
Y no se fue nadie.
Con el resultado del domingo, otra vez volvieron las presiones del asesor sobre los primos caídos en desgracia, y otra vez Karina los mantuvo. ¿Cuál es el costo político que está dispuesta a pagar para que los parientes de Carlos Saúl sigan en el Gobierno? ¿No quiere o no puede echarlos?
La lógica interna de la corrupción dice que el que roba para la corona, el que recauda para “El Jefe”, es intocable. Sabe demasiado. Y soltarle la mano sería poco menos que suicida, porque puede hablar. Y ya es suficiente con un solo Spagnuolo.
Nadie en el Gobierno quiere que los Menem digan lo que vieron. O para quién hicieron lo que sea que hayan hecho. Eso debería entenderlo “Santi” y acaso la bronca se le pase más rápido.
Para terminar, va una pequeña historia sobre Milei y el clan riojano. Fue Martín Menem, gracias a su prima Zulemita, quien puso en contacto al líder libertario con su tío Carlos Saúl. Cuentan que Milei -que por entonces ya era un economista mediático, pero aún no estaba metido en política- enseguida le cayó en gracia al caudillo riojano.
–Vos vas a llegar a Presidente –le vaticinó en aquel encuentro.
A lo que el libertario se negó:
–Pero a mí no me interesa la política.
La anécdota la contó el propio Milei, pero se olvidó de mencionar cuál fue el consejo que Menem le dio aquella tarde:
–Vas a llegar. Pero para eso, escuchame bien, el secreto es que nunca te pelees con nadie.
No hay remate.

