«Pelotuda de mierda»: el insulto privado del neurocirujano a una de las hijas del Diez.
Las revelaciones fueron muchas: las conversaciones de Luque con Cosachov y otros en los minutos previos a la muerte, con frases de total desparpajo y mezquindad, ciertamente sorprendieron. A los pocos días se produjo un hallazgo en un chat de WhatsApp de Luque que llamó la atención y que fue rápidamente incorporado al expediente y chequeado por la Justicia con médicos, una posible alerta en la salud de Diego que fue ignorada sin un tratamiento siete días antes de su fallecimiento.
El 18 de noviembre, seis días después de la salida de Diego de la clínica Olivos y a siete del día de la muerte se da una conversación entre Luque y un integrante del staff médico que había pasado a ver a Diego. Allí, el neurocirujano le pregunta si había podido ver al astro y su interlocutor le responde: “Hola Leo. Para atrás. En la cama hace 48 horas, ánimo ultra irritable. Domingo había estado impecable, era el Diego del 86. Agus (Cosachov, la psiquiatra) va a meterle más medicación para una bipolaridad, por lo visto viene por ahí… ciclador rápido”.
Esta misma persona continúa el diálogo con un mensaje que en cualquier caso, menos en este, hubiese sido motivo de alarma: “También está muy hinchado”.Una explicación: la conversación entre Luque y el integrante del staff médico.
Según cuatro fuentes médicas consultadas por este medio, en un paciente con los antecedentes cardíacos de Maradona -muerto finalmente por una insuficiencia en su corazón, con el órgano lesionado por varios microinfartos a lo largo del tiempo, incluso días antes de su fallecimiento- el hecho de que esté edematizado, es decir hinchado, debería ser motivo suficiente para llamar la atención de quienes lo debían asistir.
Luque responde: “Está hinchado porque está en decúbito (acostado). No le enviaría un médico. Necesita espacio”. Luego cambian de tema de conversación y la advertencia queda en la nada. La escena no parece ser nueva: Dalma y Gianinna declararon en la Justicia luego de la muerte de su padre que lo habían notado con los párpados hinchados.
“En cualquier caso de un paciente con antecedentes cardíacos, y más uno que salió de una internación hace tan poco, que esté hinchado debería ser motivo de alarma y de que lo vea un clínico para poder determinar entre otras cosas los signos vitales, el ingreso y egreso de líquidos, auscultarle el corazón y demás”, dice una fuente médica.
Según lo que surge en la conversación, y por lo que tiene comprobado la Justicia, no se habría realizado nada de eso.
Para empezar, no había ni siquiera un cardiólogo en el plantel de especialistas que controlaban a Maradona: la fiscalía general de San Isidro cuenta con información que indica que la psiquiatra Cosachov le habría recetado el antidepresivo venlafaxina, presente en la orina al momento de la autopsia y contraindicado para sus históricas patologías cardíacas. Por otra parte, la actitud de Luque al desatender la hinchazón de Diego una semana antes de su fallecimiento era parte de un cuadro mayor.
En paralelo, Jana, hija de Diego con Valeria Sabalaín, presionaba para que su padre fuera a un hospital. El neurocirujano, que aseguró en una carta a la Justicia de Miami ser el responsable integral de la salud del ídolo, claramente no tenía esa idea.Maradona y su hija Jana, que presionó para que su padre sea internado.
El 9 de noviembre se produjo otro diálogo entre Luque y un miembro del círculo íntimo de Maradona en el que el neurocirujano le contaba las alternativas de una reunión en la que la familia, los médicos personales del Diez y los especialistas de la clínica decidían si lo mejor era una internación domiciliaria o una en un nosocomio especializado.
La posición de Jana era la de internar a su padre en un instituto especializado y eso a Luque, al parecer, lo enojaba: “Jana es una pelotuda de mierda. Así nomás te lo digo. Quiere internarlo”.Casa u hospital: la conversación continúa.
“¿Y las otras qué dicen?”, pregunta el interlocutor. A lo que Luque responde que están también de acuerdo con la internación en un hospital. “Diego los va a mandar a cagar a todos”, cierra el neurocirujano.
Finalmente, prevaleció la opinión de Luque y Maradona fue al country y no a un sanatorio. El final es conocido por todos. Para los fiscales, lo que pasaba en el country San Andrés era efectivamente una internación domiciliaria, una sumamente defectuosa, sin un llamador de cama a la vista, un desfibrilador, ni siquiera un tanque de oxígeno o suero. Por lo pronto, se espera que se defina la fecha del evento que será clave para determinar la imputación de homicidio culposo: la junta médica, a cargo de especialistas de la Asesoría Pericial de la Procuración, que serán los encargados de definir, junto a posibles peritos aportados por las partes, si Maradona sufrió efectivamente una mala praxis.
“Tengo cagazo de que me quieran empomar por los remedios”: los audios y chats de la psiquiatra a Luque el día después de la muerte de Maradona
Por Martín Candalaft
Apenas habían pasado 24 horas de la muerte de Diego Armando Maradona. Con el mundo aún en estado de shock por el final de uno de los máximos ídolos populares de la historia, la causa iniciada por la Fiscalía General de San Isidro empezaba a reunir las primeras pruebas y testimonios. En paralelo, la preocupación de la psiquiatra Agustina Cosachov y el neurocirujano Leopoldo Luque, los dos médicos más cercanos al Diez, por las posibles responsabilidades judiciales empezaba a aumentar. En menos de una semana, ambos serían allanados en sus casas y consultorios con sus teléfonos y papeles secuestrados y analizados en la causa. La sospecha de los fiscales:mala praxis, un posible homicidio culposo por negligencia u omisión en la atención médica.
Hoy, esos teléfonos y aparatos fueron abiertos, sus contenidos analizados en turnos rotativos por tres empleados de la fiscalía que buscan pruebas para confirmar o descartar la hipótesis.
Hasta ahora, lo que surge es revelador. Se conocieron, por ejemplo, los audios previos a la muerte de Diego, con Luque en camino al country San Andrés. “Avisame si están enojados con nosotros”, dijo, mezquinamente. “El gordo se va a cagar muriendo”, le anunció a otro interlocutor.
Ahora, se conoce una nueva parte de la historia: qué hablaron después.
En los cruces de mensajes y audios, a los que accedió Infobae y que forman parte del peritaje oficial a los teléfonos secuestrados que fue entregado a las partes constituidas en el expediente, Luque y Cosachov se intentan calmar el uno con el otro y convencerse de que el aval y las firmas de la familia para la salida de la Clínica Olivos son su respaldo y garantía ante lo que la Justicia luego consideraría en sus cálculos una internación domiciliaria deficiente. Los fiscales que llevan la causa, no están de acuerdo porque la responsabilidad es netamente médica.
La conversación entre los médicos, a primera hora de ese jueves 26, comienza cuando Cosachov le reenvía a Luque un mensaje con el resultado de la autopsia a Maradona que revelaba un “edema agudo de pulmón secundario a insuficiencia cardíaca crónica reagudizada. Corazón con miocardiopatía dilatada”. El médico le responde que ya estaba al tanto de la chance, sin un cardiólogo en su staff: “Si si, iba a ser algo cardíaco”. También comentan que la muerte se habría producido a las 12 de la noche del día anterior, cosa que finalmente se comprobó que no fue así.
Cosachov, claramente la más preocupada y atemorizada por la situación, le responde con un mensaje que no pasó desapercibido para los fiscales que investigan la causa y que fue incorporado a un informe que están confeccionando los investigadores al momento de definir el total de imputaciones: “Yo tengo cagazo de que me quieran empomar por los remedios”.
“No te persigas con eso, Agus”, le replicó Luque: “Era un enfermo delicado”.
“Estoy medio persecuta”, le insistió.
¿Qué quiso decir? ¿Por qué tenía miedo de que cuestionaran los medicamentos que le estaba suministrando a Maradona? Esto se entrelaza con otras pruebas que se acumulan en el expediente de distinta índole que tiene que ver con los remedios psiquiátricos que recibía Maradona y que serán evaluados, en definitiva, por la junta médica que será convocada los próximos días.
Según las pericias toxicológicas, Diego no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo aunque los estudios dieron positivo en medicamentos hallados en su sangre y orina como la venlafaxina, un conocido antidepresivo, quetiapina, un antipsicótico empleado por ejemplo en el tratamiento de desórdenes bipolares, levetiracetam, empleado en convulsiones y naltrexona, utilizado en tratamientos por abstinencia de sustancias. Diego, puntualmente, era tratado por su dependencia al alcohol. También se encontró metoclopramida, empleado para aliviar náuseas y vómitos, así como ranitidina.
La venlafaxina, según entienden los fiscales, es un punto de conflicto: información que recibieron los investigadores de la causa indica que podría estar contraindicada para cardiopatías que Diego sufría desde su histórica crisis hace 20 años en Punta del Este.
Luego, la conversación toca un punto central del desarrollo del expediente, que forma parte de los argumentos de los abogados de los sospechosos y que si la causa llega a juicio será punto de controversia. Tiene que ver con la firma de las hijas de Diego en la externación de la Clínica Olivos y el supuesto conocimiento que tenían Dalma, Gianinna y Jana -a quien Luque trató de “pelotuda de mierda” por pedir que su padre vaya a un hospital en vez de a un country- de cómo era el tratamiento.