Redacción de RiojaLibre
Inés Brizuela y Doria asumió la Intendencia con la legitimidad popular de las urnas, mayoría propia en el Concejo y el aliciente de ser la primera mujer en ocupar el cargo. Todo era color de rosa.
Pero apenas un año y medio después, la Intendenta dilapidó todo el poder político que ostentaba. La Mayoría en el Concejo la perdió el año pasado, y esta semana se dio cuenta que -al no tener la ‘credibilidad’ de los vecinos- también perdió el ‘poder de veto’.
El Viernes se conoció el veto de la Intendenta a la ordenanza impulsada por Diego Narváez. Tras la manifestación del Lunes, el Martes por la tarde Inés recibió a los 39 feriantes y vendedores ambulantes. Para ‘ganarle la pulseada’ a Narváez, la Jefa Comunal les propuso a los trabajadores ‘no pagar nada’ por un Semestre.
Se hizo una votación entre los feriantes y vendedores ambulantes con dos opciones: 1. Que siga vigente el veto pero no paguen nada durante un semestre, y 2. Dar marcha atrás con el veto y volver a la ordenanza de Narváez. Con la Intendenta como testigo, los trabajadores votaron y el resultado fue lapidario: 36 a 3 contra la Intendenta.
El 90% de los presentes NO LE CREYÓ a la Intendenta. Se les estaba proponiendo que ‘no paguen nada’, pero la gran mayoría optó por ‘pagar lo que dice la ordenanza de Narváez. A la Intendenta no le quedó otra que dar marcha atrás con el veto para evitar una crisis insitucional. Inés supo que aquella legitimidad popular que logró en las urnas el 27 de Octubre de 2019 se había dilapilado.
El oficialismo municipal convirtió este conflico en un enfrentamiento político contra Diego Narváez: el Lunes, la Secretaria de Gobierno Teresita Luna responsabilizó, ante los medios, a Narváez por el conflicto. Con el resultado puesto (marcha atrás del veto), hay que concluir que Narváez le ganó la pulseada a la Intendenta: no hay veto a su ordenanza.
Como si fuese poco, en la sesión de ayer, el Bloque opositor se las arregló para mantener la mayoría en el Tribunal de Cuentas. Desde el inesismo se intentó alentar el malestar para cambiar los tres vocales que responden al Quintelismo. No solamente no lo lograron: (Savedra, Luna y Zarranz siguen en el cargo), sino que uno de los dos vocales que asumió también tiene cierto vínculo con el Gobierno Provincial.
La Intendenta no manda en el Concejo. La Intendenta no manda en el Tribunal de Cuentas. Y ahora, con la pérdida de la credibilidad de la Gente, la Intendenta tampoco manda en el Ejecutivo: su veto fue rechazado.