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La desfinanciación del sistema de salud amplifica el impacto de los virus estacionales

Un informe revela que el país encabeza el ránking global de enfermedades gripales, consecuencia directa de los recortes presupuestarios y la paralización de campañas de vacunación por parte del gobierno de Javier Milei. La desfinanciación del sistema de salud y la ausencia de políticas preventivas amplifican el impacto de los virus estacionales, poniendo en jaque la capacidad de respuesta y la protección de los grupos más vulnerables.

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En un reciente posteo en X, el periodista Oscar Atienza advirtió que Argentina se ha convertido “en el país del mundo con mayor cantidad de enfermedades de tipo gripales”, atribuyendo el fenómeno a la falta de medidas de prevención y promoción de la salud, en particular de campañas de vacunación masiva. Partiendo de este diagnóstico, resulta indispensable indagar en cifras oficiales y en las políticas impulsadas por el gobierno de Javier Milei para comprender por qué el país atraviesa hoy un escenario epidemiológico tan delicado.

La magnitud del problema
Según el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), entre la semana epidemiológica 1 de 2024 y la 4 de 2025, Argentina reportó 14.685 detecciones de virus de influenza a la plataforma FluNet de la Organización Mundial de la Salud, una de las cifras más elevadas de la región en ese período. Durante 2024, el pico de positividad para influenza alcanzó niveles de “alerta” en varias semanas, con predominio de la cepa A(H3N2) entre mayo y junio y un resurgimiento posterior de influenza B Victoria.
La vigilancia centinela de casos de síndrome gripal (ILI) mostró un incremento temprano en enero-febrero de 2024, seguido de un segundo brote que superó el umbral histórico entre las semanas 22 y 24, alcanzando cifras de notificaciones equivalentes a un nivel de “brote”. Estos patrones sugieren no solo una circulación sostenida del virus, sino también un sistema sanitario que ha perdido capacidad de contención.

Cobertura de vacunación insuficiente
La vacunación es la herramienta más eficaz para prevenir la gripe estacional. Sin embargo, los datos del BEN indican que hasta la semana 36 de 2024 la cobertura alcanzó apenas el 41,97 % en mayores de 65 años, uno de los grupos de mayor riesgo, mientras que el personal de salud llegó al 72,77 % y las embarazadas al 70,92 %. Esta brecha en la protección poblacional facilita la transmisión comunitaria y eleva la carga de hospitalizaciones y muertes asociadas.

El impacto de los recortes y la desfinanciación
Desde que Javier Milei asumió en diciembre de 2023, su administración redujo el presupuesto de salud pública en un 48 % en términos reales y despidió a más de 2.000 empleados del Ministerio de Salud, incluido el cierre del programa federal de suministro de medicamentos DADSE, clave para pacientes. Entre los recortes, se congelaron fondos para campañas de inmunización —incluyendo la vacuna antigripal— lo que “entorpeció el acceso a vacunas en medio de un brote de sarampión” y dejó desactualizados los contratos nacionales con proveedores de sueros y dosis. Trabajadores sanitarios y organizaciones civiles han denunciado que estas medidas han creado “un desastre epidemiológico” al desarticular la red de promoción de la salud, mientras sindicatos y estudiantes universitarios salieron a protestar contra la “motosierra” de ajustes que mina la capacidad de respuesta del sistema.

Ausencia de campañas preventivas
En años previos, el Ministerio de Salud lanzaba anualmente campañas masivas de vacunación contra la gripe, combinando difusión en medios, centros móviles en plazas y refuerzos comunitarios por provincia. En 2025, en cambio, no se anunciaron convocatorias nacionales, ni se destinó partidas para promoción en cadenas estatales ni en plataformas digitales oficiales. El Consejo Federal de Salud, órgano que reúne a las carteras provinciales, reconoció en junio la necesidad de “impulsar la promoción de la vacunación”, pero carece de los recursos congelados por el Ejecutivo.
El escenario -altas tasas de detección, brotes tempranos y cobertura vacunal insuficiente- es el terreno ideal para que el virus gripal vuelva a golpear con fuerza. La situación no solo implica presión sobre camas de terapia intensiva y servicios de urgencias, sino también un aumento de ausentismo laboral y escolar que impacta directamente en la economía y el bienestar social.
Expertos coinciden en que resulta urgente reactivar la financiación de campañas de vacunación, restituir el personal sanitario despedido y reconstruir la articulación público-privada en provincias para garantizar el acceso gratuito a la vacuna antigripal. De lo contrario, Argentina continuará encabezando, con sus propios números, un triste ranking mundial que podría evitarse con políticas de salud pública centradas en la prevención y la promoción de la vida.

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