“Los dueños del pueblo” les dicen en los alrededores de la zona, pero siempre en voz baja porque en los lugareños reina el temor a la hora de hablar de los Brizuela y Doria, los presuntos terratenientes de la zona. Será por eso que este polémico tema nunca salió a la luz, a pesar de ser un inconveniente grave para el bello paraje chileciteño.
Sucede que ante el reclamo de los vecinos y del propio cura párroco del lugar, se intentó desde la Delegación Municipal encarar una serie de mejoras, como el demarcado de veredas, peatonales e iluminación. Grande fue la sorpresa cuando el sacerdote advirtió que nada de lo que circunda al edificio parroquial le pertenece a la Iglesia ni al Estado.
Al tratarse de una propiedad privada, los trabajos no pudieron continuar, porque ni siquiera la calle figura en los planos. “El día que los dueños tomen posesión de todo eso, la iglesia se quedará hasta sin calle de acceso”, alertaron en el lugar a través de los medios de comunicación radiales.
La situación es por demás compleja porque al momento de realizarse la donación del predio para la parroquia, no se habrían contemplado otros espacios tan básicos como el trazado de una calle pública de acceso. Los vecinos igual no se mostraron sorprendidos porque esto sería una práctica habitual de la familia de la senadora Brizuela y Doria y su hermano diputado por el departamento. “Dicen una cosa para afuera, pero actúan de este modo, que ni siquiera se puede iluminar la zona porque son propiedad de ellos”, expresó uno de los vecinos sañogasteños.
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