“…Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate…, de otro modo es absurdo porque de nada vale si hay un niño en la calle…”.
Así se expresaba Armando Tejada Gómez en su poema “Hay un niño en la calle; A esta hora, exactamente, hay un niño en la calle”, y que interpretaba magistralmente el riojanisimo Chito Ceballos.
Hoy la sensibilidad, la experiencia, el recuerdo de su infancia, la falta de eso que hace los sueños del tesoro del hambre, y un sin fin de cosas más que podría explicar Sergio Galleguillo, hizo que a partir del robo de su micro, intente recuperar a “Tamalito”, el mismo que se subió al ómnibus y se lo llegó hasta su barrio, intentando sólo cumplir su sueño: manejar un micro.
Para Sergio esas cosas de ayuda, contención e inclusión de los jóvenes es cosa diaria, y muchas veces, casi siempre, no lo da a conocer. En su casa de La Rioja, un poco alejada del mundanal ruido, tiene su estudio de grabación, su vivienda, pero con muchas cosas, esas cosas de brindar sin mirar a quién, lo rodean muchos jóvenes que buscan el calor familiar, que Sergio junto a su esposa, hijos y la familia, les ofrece sin pedir nada a cambio.
En esta historia está también “Tamalito”, un pibe de 14 años que se crió sin mamá, sin papá, viviendo en un hogar para niños de la calle o compartiendo el techo de su abuelo en una humilde vivienda del barrio Los Vallistos en el corazón mismo de San Miguel de Tucumán.
¿Qué vas a hacer Sergio, con el chico que te robo el micro?- le preguntamos: “simple –respondió- tiene un sueño de manejar y ser chofer de colectivo. A pesar del momento que viví, mi colectivo le cumplió el sueño”.
“Ojalá algún día lo pueda ayudar –afirmó Sergio- ojalá lo aleje de la gente mala que le da droga a los niños”, con más fuerza y con el deseo de recuperarlo, expresó que “ojalá algún día yo te lleve en mi colectivo a tu barrio y tus amigos vean que cumpliste el sueño de manejar un micro. Ojalá no haya más niños en la calle…no debe andar la vida descalza por las calles”, dijo al traer a colación algunas líneas del poema de Tejada Gómez.
Sergio, en diálogo exclusivo con EL INDEPENDIENTE nos cuenta que al momento de enterarse quien había sido el autor del robo del micro “me cambio la historia. Es un pibe de 14 años que se crió en la calle, vivió en un hogar del niño en Tucumán y hasta me dicen que vendía en los colectivos de línea estampitas y muchas veces en el último colectivo, en la empresa se quedaba a dormir en el micro o a veces lo llevaban algunos empleados a sus casas. Así le daban una comida o un café en invierno”.
Nos confiesa Sergio que en su página de facebook detalló el momento que pasó, y recuerda que “lo único es que le cumplí el sueño de manejar y fue mi colectivo”, ahora redobla la apuesta y nos confirma que el domingo próximo (13 de julio) “cuando vaya a Tucumán, lo voy a buscar a Tamalito y lo voy a llevar hasta su barrio y cumplirle el sueño de que sus amigos lo vean en un micro, y dejarlo en la casa del abuelo”. “Quiero cumplirle el sueño y si de esa forma lo ayudo a recuperarse, que así sea”.
“…No debe andar la vida descalza por las calles… dijo el poeta y deseo de corazón que deje la calle y el sueño de ser chofer se le cumpla. Ojalá que no haya más niños en la calle”.
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