
Uno expresó un programa para organizar la sociedad que tiene que ver con la solidaridad, la tolerancia, la justicia social, y el otro expresa un programa de capitalismo mucho más salvaje donde el diferente es estigmatizado, perseguido, escrachado.
Mientras el papa señalaba que el problema es el capitalismo financiero, el eje de la estrategia económica de Milei tiene que ver con financiar la economía argentina para que no se desboque el dólar y es préstamo tras préstamo.
Uno abrió las puertas de la Iglesia para Transexuales, homosexuales y lesbianas («todos somos hijos de Dios, quién soy to para cerrarle las puertas»), y el otro discrimina cotidianamente no solo a Transexuales, sino también a personas discapacitadas, y a personas que no coinciden ideológicamente con él.