La población es muy baja porque los no nativos tienen el acceso restringido y sólo pueden pasar por invitación. Esto ha permitido que la cultura local se mantenga intacta, tal cual era hace miles de años, incluyendo su fuente tradicional de sustento: la caza de cocodrilos.
Roy, sentado junto a un «billabong» (un lago formado por un antiguo meandro del río, muy habitual en aquella zona), trocea el cocodrilo que acaba de cazar.
La caza de cocodrilos y otros animales es la forma de vida tradicional de los aborígenes australianos de la tribu yolngu, como Marcus Gaykamangu, quien acaba de capturar a una cría con sus propias manos.
Vista aérea de la reserva Arnhem. Sólo 16.000 habitantes, en su inmensa mayoría indígenas, residen en este territorio de casi 100.000 kilómetros de extensión.
Retrato de Jimmy Burnyila, uno de los ancianos más respetados en la comunidad yolngu: tiene 76 años.
El estilo de vida tradicional se transmite de generación en generación. Roy Gaykamangu posa junto a su hijo Marcus, quien carga con el cocodrilo que acaba de capturar
Los aborígenes conservan celosamente sus tradiciones, pero no dudan en apoyarse en la modernidad para facilitarse la tarea: en sus labores de caza también emplean rifles y escopetas.