Según trascendidos, el edil intentó desligarse del escándalo aduciendo que el sector donde está el invernadero está cedido por comodato a una fundación que desarrollaría cultivos experimentales, peo sin ningún otro tipo de especificación. La explicación de Aguilar es tan inverosímil e improvisada como ilegal es la actividad, y de confirmarse la participación de una fundación las implicancias legales serian más severas.
En lo político, la decadencia de Aguilar no extraña, más bien va en coherencia con su perfil de oportunista, el cual finalmente termina encajando en el entorno de Juntos por el Cambio. A esto hay que agregarle la violencia con la que operó contra el actual intendente en el marco de una sesión del Concejo Deliberante de Dpto. Sanagasta, que fue cuando quedó clara su defección al Frente de Todos. Y la violencia, pareciera ser la otra cara no menos grave del perfil del edil ya que este domingo también la policía receptó una denuncia por violencia de género hecha por su esposa.
Lo peligroso y nocivo de esto, si se considera el tamaño de la producción clandestina de cannabis, cuya renta en el mercado negro seria millonaria, es su vinculación con la política. En Cambiemos sobran ejemplos de este tipo de conexiones. Lo importante es que luego de esto, José Aguilar sea inhabilitado tanto para continuar como concejal como para presentarse a cubrir cualquier cargo público.
El lugar donde se encontró el invernadero es el camping Los Nogales de Huaco, propiedad de Aguilar. Según trascendidos el tamaño del mismo es de 100 metros cuadrados. Las plantas de cannabis en su interior eran de aproximadamente dos metros de altura.