Redacción de RiojaLibre
Hay una realidad política inapelable: Inés Brizuela y Doria es Intendenta gracias a Mauricio Macri y a Julio Martínez. El arrastre de la lista larga del Macrismo, más la división del peronismo en tres candidatos distintos, son las causas del triunfo electoral de Brizuela y Doria. Inés no mide por peso propio; en una elección desdoblada, sin el arrastre de Macri y Mashasha, y con los mismos candidatos, la radical habría peleado el tercer puesto con Bosetti. En intención de voto, las Encuestas coincidían que Inés estaba muy por debajo de APU y Tere Madera.
Quizás desde esa óptica pueda entenderse la foto de ayer, con una Intendenta electa saludando a un Presidente saliente:
Ayer, en RL, publicamos una nota sobre la división del peronismo titulada ‘Nadie es mejor como todos juntos’. Eso lo entendieron en Nación, y el 41% de votos que alcanzó Macri ni siquiera le alcanzó para llegar a la segunda vuelta. Pero en La Rioja no se comprendió esa frase, e Inés Brizuela y Doria con el 35% de los votos es Intendenta electa. En esa foto hay alguien que sacó 41% y perdió, y hay alguien que sacó 35% y ganó. ¿Cómo se explica? El Peronismo maduró aprendiendo la lección de 2015 en el primer caso, pero repitió errores en el segundo, yendo con tres candidatos peronistas a la Intendencia.
Ahora bien, el tiempo de las elecciones pasó y llega la hora de Gobernar, y es allí donde asusta la foto que se sacó Inés ayer. ¿Cuál será el eje de Gestión de la Intendenta electa? ¿Inés pretenderá aplicar en la Ciudad de La Rioja la misma receta que fracasó en el País?
La Senadora radical fue una gran defensora del Presidente en particular y del Plan de Gobierno del Macrismo en general. Defendió con uñas y dientes ese Proyecto, a tal punto que le costó la embestida de medios nacionales por frases insólitas como ‘vamos a proponer que se alimente a los pobres con los restos de basura’.
Llegó el turno de Gobernar. El radicalismo riojano tiene la oportunidad histórica de demostrarle a los riojanos ‘cómo Gobiernan’. Hasta ahora, como antecedente, tenemos la actual Gestión de Mauricio Macri, el compañero de la foto de Inés, que dejó un país devastado en materia económica y social:
Inflación
“La inflación no va a ser un problema en mi presidencia», había dicho Macri antes de asumir su mandato, que finalizará con los niveles de precios más elevados desde 1991. Durante los casi 4 años de gestión, la inflación acumulará alrededor de 250 por ciento, según la consultora Ecolatina. Por su parte, los salarios nominales crecieron en torno al 200 por ciento en los últimos 4 años, 50 puntos menos que la inflación.
La inflación de julio, que será difundida el próximo jueves, será de alrededor de 2,4 por ciento, según estimaciones del Banco Central. Con este dato, van a ser 18 meses consecutivos arriba del 2 por ciento. La última vez que el índice de precios comenzó con 1 fue en enero de 2018. De ahí en más, la prometida desinflación nunca se produjo, más allá del ajuste fiscal, la contracción monetaria y el congelamiento de alimentos y tarifas hasta después de las elecciones. “Si la inflación no baja es culpa mía, no le voy a echar la culpa a otro”, había prometido Macri en marzo de 2016, cuando se consideraba ya superado el impacto de la devaluación de diciembre de 2015, tras la eliminación de las medidas de administración del mercado cambiario.
Una de las causas que aceleró la inflación fueron las dos megadevaluaciones: las de 2016 y 2018. Cuando asumió Macri, el dólar estaba en 9,87 pesos. Y el último cierre pre PASO fue de 46,55 pesos. Por lo que el dólar escaló más del 360 por ciento. El otro impulso fuerte a los precios vino dado por los tarifazos en los servicios públicos domiciliarios, que el gobierno intentó aplicar apenas iniciada su gestión (que fueron demorados por decisión judicial) y en transporte, tanto por la quita de subsidios al servicio público, como por la suba en los combustibles.
Tanto en el caso de los combustibles como en el de las tarifas energéticas en general, la postura del gobierno fue dolarizar los costos. Es decir, permitir que los productores adaptaran su precio al valor internacional, aceptando el traslado de las diferencias de cambio a los precios finales. Este elemento actuó como una permanente presión a la suba y amplificó el impacto de las devaluaciones sobre la inflación. como resultado de esas políticas, los mayores aumentos entre los servicios públicos se registraron en la electricidad y en el gas, alcanzando una suba acumulada del 1490 por ciento en el primer caso y del 1297 por ciento en el último.
Pobreza
Alcanzar la “pobreza cero” había sido una de las tres principales propuestas de campaña de Macri en 2015. En ese año, el 29,2 por ciento de los argentinos eran pobres, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. En 2018, fue de 33,6 por ciento, con un 6,1 por ciento de indigencia. Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Indec (aún no publicados), arrojan un 34,1 por ciento de pobreza para el primer trimestre de este año, con 7,1 por ciento de indigencia. Para fines de 2019 se espera que alcance el 35 por ciento, según adelantó el investigador de la UCA, Eduardo Donza, en una entrevista por Radio 10. “El 5 por ciento de incremento entre 2015 y 2019 implica que hay más de dos millones de pobres nuevos desde que arrancó la gestión de Cambiemos”, afirmó Douza.
Según el último dato publicado por el Indec, la pobreza alcanzaba el 32 por ciento en el segundo semestre de 2018. El mes que viene se dará a conocer el informe del primer semestre de este año.
Deuda
La Argentina pasó de no deberle dinero al FMI en 2015 a ser el primer deudor a nivel mundial en 2019. Es que el préstamo otorgado el año pasado, de 57 mil millones de dólares, fue el más grande que realizó el organismo multilateral. Economistas de distintas consultoras coinciden que la deuda es incumplible para el próximo gobierno. Entre 2022 y 2023, el Estado enfrentará vencimientos cercanos a un décimo del PBI, entre la deuda privada y la deuda al FMI. Los analistas coinciden que con el Fondo podría ser refinanciada pasando de un programa stand by a uno llamado Extended Fund Facility, que permite un mayor plazo de repago, pero que a cambio, exige reformas estructurales, como la laboral y la previsional.
“El Gobierno actual ha endeudado a la Argentina a un ritmo récord: el Tesoro Nacional ha emitido deuda en moneda extranjera y en pesos por unos 163.985 millones de dólares; y si a ese monto se le suman las emisiones de Provincias y Privados en moneda extranjera, la cifra total alcanza los 190.081 millones de dólares”, asegura un informe publicado por el Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. Según la Secretaría de Finanzas, el stock de deuda pública en el primer trimestre de 2019 alcanzó los 324.898 millones de dólares, y el ratio deuda/PIB alcanzó el 88,5 por ciento, lo que implica subas del 37,8 por ciento y de 50,9 puntos porcentuales respecto a los valores a octubre de 2015, respectivamente.
Por esto se explica el incremento del riesgo país, que mide la sobretasa de interés que debe pagar la deuda del país en función del riesgo de incumplimiento o de «no cobro» a su vencimiento. El 11 de diciembre de 2015, día en que asumió Macri, estaba en 490 puntos. Ayer alcanzó los 885 puntos, luego de haber pasado por un pico de más de 1000 puntos en el mes de junio.
Desempleo
El desempleo aumentó 3 puntos porcentuales: desde el 7,1 por ciento en el primer trimestre de 2015 al 10,1 por ciento en el mismo período de este año. Se trata del indicador más alto en el gobierno de Macri y el mayor en trece años. De esta forma, el desempleo en Argentina superó los dos dígitos por primera vez desde 2006. Proyectando al total de la población urbana, hay 1.920.000 desocupados urbanos, 220.000 más que un año atrás.
Según los especialistas, una de las causas del desempleo tiene que ver con el cierre de empresas. Cerraron 19.131 firmas entre junio de 2015 y junio de 2019, según un informe realizado por la consultora Radar, en base a datos de la AFIP. Representa la peor destrucción de empresas desde 2001, con una retracción del 3,4 por ciento con respecto a los registros de 2015. Los motivos: caída de la demanda interna, falta de previsibilidad para hacer negocios y aumento del costo financiero. Las altas tasas de interés ahogan a las compañías para financiarse. La tasa de política monetaria pasó del 38 por ciento en 2015 a más del 60 por ciento en la actualidad.