El uso de un vehículo oficial para transportar compras personales desde Chile por parte de Mariana Urbano, secretaria de Relaciones Exteriores de La Rioja, generó críticas que, al analizarse con justicia, no pueden calificarse de delito, sino de un error político asumido con transparencia. Cabe aclarar que la demora no se trató por arribar al control fronterizo en un vehículo oficial, sino por los correspondientes pagos tributarios por excedentes.
Urbano resaltó que: «no hubo demora del vehículo, no era un cargamento de electrodomésticos ni se gastó 10 mil dólares», y agregó que «hace más 11 años que cruzo la cordillera y nunca antes había traído nada». En esta oportunidad, la funcionaria expresó haber transportado desde Chile «un aire acondicionado que fue un pedido y una televisión para mí».
Urbano explicó que los bienes adquiridos fueron declarados y se abonaron los aranceles pertinentes. Reconoció su equivocación al transportarlos en un vehículo oficial, pidió disculpas públicas y presentó su renuncia, que no fue aceptada por el gobernador Ricardo Quintela, quien redobló su confianza en la funcionaria.
Los errores políticos asumidos con honestidad y sin intenciones maliciosas deben ser evaluados con equilibrio y temperamento. La severidad excesiva solo desalienta la autocrítica, mientras que una valoración justa distingue entre fallos humanos y actos indebidos. Lo sucedido con Urbano demuestra que, lejos de ser un delito, su actitud, al asumir el equivocación, es un ejemplo de cómo enfrentar con dignidad los errores en la función pública.
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