YPF, la mayor petrolera del país, anunció una baja en los precios de la nafta y el gasoil que entrará en vigencia a partir del 1° de octubre. Aunque la medida parece traer cierto alivio a los conductores, los efectos reales serán mínimos. La nafta se reducirá un 4% y el gasoil un 5%, pero, en los surtidores, la baja efectiva será de apenas 1% y 2% respectivamente. Esto se debe a dos factores que opacan el anuncio: un ajuste del 2% en el tipo de cambio (crawling peg) y un aumento del 1% en los impuestos a los combustibles.
Horacio Marín, CEO de YPF, subrayó que la rebaja se produce en respuesta a la caída del precio internacional del crudo Brent, que descendió de 90 a 72 dólares en los últimos meses. «Estamos haciendo un esfuerzo para reflejar las condiciones del mercado internacional y ofrecer un precio justo», sostuvo Marín. Sin embargo, dejó en claro que los consumidores no deben esperar una reducción significativa debido a la suba impositiva y la devaluación que neutralizan la baja inicial.
En un contexto donde el precio del petróleo mundial tiende a la baja, los consumidores en Argentina apenas perciben mejoras en los precios de los combustibles, atrapados entre el impacto de las variables macroeconómicas y las políticas fiscales del gobierno. Mientras YPF y otras petroleras intentan ajustar sus precios a la baja, la presión de la inflación y las continuas devaluaciones impiden que los beneficios lleguen de manera palpable a los bolsillos de los usuarios.
Marín fue tajante al señalar que esta fluctuación en los precios no implica que los consumidores vayan a ver grandes descuentos en el corto plazo: «Si el precio del crudo sube, nosotros también subiremos los precios, y si baja, también ajustaremos hacia abajo, pero las circunstancias locales no nos permiten reflejar de forma directa el impacto internacional».
Además, criticó la fuerte carga impositiva que agrava la situación, mencionando que en algunos municipios los impuestos llegan a representar el 25% del precio final del combustible. «Es un despropósito que afecta tanto a las petroleras como a los consumidores», señaló.
Mientras tanto, la disminución en el precio del barril se explica por la caída de la actividad manufacturera en China y los temores de recesión en Estados Unidos, lo que afecta la demanda global de petróleo. A esto se suman los recientes conflictos geopolíticos en Medio Oriente, que podrían generar una nueva alza en los precios si se agrava la crisis en esa región.
En cuanto al futuro de YPF, Marín adelantó que la empresa está enfocada en maximizar su producción y exportaciones de gas licuado desde Vaca Muerta, con miras a generar ingresos que alivien la economía nacional en los próximos años. Sin embargo, el escenario inmediato sigue siendo incierto, con precios de los combustibles que, aunque fluctúan, no logran ofrecer alivio real a los consumidores en medio de la crisis inflacionaria del país.