Redacción de RiojaLibre
«El sábado 2 de julio a las 20:30hs unos policías me sacan del predio de la Cancha de la UTN, estábamos comiendo un asado con amigos luego de terminar el partido de fútbol, festejando que había terminado el campeonato», comienza a explicar Carlos Quinteros a Radio Minuto 24.
Quinteros enfatiza: «estábamos comiendo, llegaron la gente esta y nos hicieron salir y nos hicieron el Test de Alcoholemia, quiero dejar claro que NO estábamos manejando, estábamos comiendo». «Yo estaba esperando a mi yerno que venga a buscar el Rastrojero modelo 69 que tengo, porque había tomado un poco, por eso NO manejé, pero la Policía me hizo el control lo mismo y me dio 0,78″, repite.
«¿Cuál fue el pecado nuestro, compartir un asado?», se pregunta conmovido y luego se autoresponde: «no molestamos a nadie, no había gritos, solo compartíamos un asado de pre veteranos, yo tengo 50 años; nunca tuve una caída por nada, no tengo antecedentes en la Policía, a mi esto me cambió la vida esto por la humillación que recibí».
Carlos explica que «yo tengo un certificado de discapacidad por obesidad, ya que peso 190 kilos, pero no les importó; me llevaron atrás del Poli Menem, el Policía maneja el rastrojero, me tenían que llevar el vehículo y no tenían en qué llevarlo así que lo manejó el policía y yo le iba diciendo las indicaciones para manejar porque es un modelo viejo». «Luego me llevaron a la alcaldía a la 1:30 hs de la mañana, yo no lo podía creer porque no había hecho nada malo, solo comer un asado con amigos», insistía.
Casi con lágrimas en los ojos, Carlos confesó: «me hicieron desvestir, yo llegué a pesar 270 kilos y ahora peso 190, me hacían levantar los colgajos, recibí una humillación total; no me podía bañar y yo debo bañarme dos veces por día para curarme los colgajos, eramos como 34 personas amontonadas, dormíamos apilados prácticamente».
«Yo preguntaba -continuó- si no había llegado mi certificado médico y me dijeron que no habían ido a presentar el certificado de discapacidad, pero luego mi mujer y mi hijo me confirmaron que fueron, y que le dijeron que el certificado no servía de nada, que tenía que cumplir los cinco días de prisión».
La desigualdad que existe en La Rioja es increíble: Daniel Elías, manejando ebrio una camioneta, se resiste a un control y por ‘un dolor de muela’ no pasa ni una hora preso. A un ciudadano que NO estaba conduciendo, se le realiza el test de alcoholemia, y -aún teniendo certificado de discapacidad- se lo obliga a cumplir los días de prisión. ¿Dónde está el Estado de Derecho? ¿El Principio de Igualdad?
Pero el drama de Carlos NO terminó con los días de prisión. «No tengo ganas de salir a la calle, de volver a jugar al fútbol, esto a mi me destruyó psicológicamente, me arruinó la vida», disparó entre lágrimas. «Realmente estoy pasando un momento malo, muy malo», dijo perdiendo el aliento.
La corrupción en el Decreto 840 también estuvo presente: «tuve que pagar una abogada para que me saque el Lunes, no podía aguantar un día más, no se lo que podía pasar si seguía una noche más en prisión». «Nunca la vi a la abogada, mi familia pagó 3.000 pesosy recuperé la libertad», admitió.
Tras conocer el caso de Carlos… ¿Hace falta alguna prueba más para demostrar el fracaso del Decreto 840?. Quienes conducen borracho (Intendente Daniel Elías) no pisan la cárcel, pero quienes NO manejan y solo comen un asado, aún padeciendo una discapacidad, van presos.