Con el correr del tiempo, las rigurosas medidas 90-60-90 que impuso «la moda» comenzaron a transgredirse y mujeres con curvas pronunciadas empezaron a abrirse camino en el mundo de la moda y del arte. Camila Docampo es una joven de 27 años, oriunda de Rosario, que logró popularidad por su labor como cantante y actriz; y nunca imaginó que esas profesiones la llevarían a ser una referente del modelaje plus size (modelo de talles grandes) en la Argentina.
«Una marca me contactó para que sea su modelo. El modelaje nació de un modo completamente involuntario, imaginate que yo -lamentablemente- durante toda mi adolescencia lo único que hice fue odiar mi cuerpo y mi imagen. Aparte, una de las razones por las que no me animaba a dedicarme al arte, fue por ser gorda, rellenita. Detestaba mi cuerpo completamente», le confiesa Camila a Ciudad.com, sitio para el que posó desprejuiciada y súper sexy, mostrándose como es sin reparar en la cruel mirada de aquellas personas que, alguna vez, intentaron frustrar sus sueños con conductas y palabras discriminatorias.
-¿Qué sentiste la primera vez que te hicieron fotos para una producción o desfilaste en una pasarela?
-No tenía temores porque lo tomé como un escenario. La primera marca que hice era de talle XL, y dije: ‘No soy modelo, soy actriz, así que voy a hacer ese personaje’. Y, la verdad, lo pasé bárbaro. Era la primera vez en mi vida que los fotógrafos me decían que era hermosa, que le iba a costar elegir las fotos porque les gustaban todas. Y yo, por dentro, no entendía nada. Pensaba: ‘¿Cómo hermosa? Si estoy gorda’. En ese momento, para mí «gordo» era sinónimo de «feo» porque vivimos en una sociedad que nos hace pensar eso. A partir de ahí, a mí me cambió la mentalidad y empecé a cuestionar por qué «gordo» es feo y «flaco» es lindo. Y entendí que no es así, que es una cosa que nos imponen algunas marcas, algunos medios de comunicación y el marketing. Igual, recuerdo que el primer día que hice una producción sexy tuve mis inseguridades, estaba asustada. Pero lo único que le pedí al fotógrafo fue que en las fotos se me viera feliz con mi cuerpo. No quería que se me vea como una come hombres. Todo lo contrario.
-¿Qué opinás del uso del Photoshop?
-Yo creo que no está bueno el Photoshop, en el sentido de que nos hace, al común de la gente, cada vez más imposible sentirnos lindos. Pero yo muchas veces pido que usen Photoshop en mis imágenes porque ya de por sí soy lo suficientemente distinta y novedosa por tener el cuerpo que tengo, y si me vuelvo una radical del asunto y hago todo lo contrario a lo que hacen en una tapa de revista, la gente lo va a ver chocante y no lo va a poder apreciar. Así que en esto mi postura es abierta, si me hacen fotos y ellos usan el Photoshop, no me voy a negar. No hago la diferencia en eso, ya soy lo suficientemente diferente.
«A los 20 años, yo estaba en una compañía de baile y por una cuestión de autoestima, y de otras cosas, porque yo le adjudicaba todos mis males a la gordura, tomé la decisión de hacerme un bypass gástrico… En ese tiempo, lo peor que me podía pasar en la vida era ser gorda, me odiaba profundamente. Entonces, le dije a mi papá que prefería correr el riesgo de morir que seguir en este cuerpo. Y a los 21 años me operé y me cambió la vida. Más allá de que al año volví a engordar todo lo que bajé».
-¿Te molesta que te encasillen como modelo plus size?
-No, no me molesta. Yo me presento como modelo aunque le suene medio raro a algunas personas que se me quedan mirando, porque no lo entienden hasta que les aclaro: hay modelos manequen, modelos publicitarios y modelos XL como yo. Al ser la primera modelo del país XL, es como que tengo que ir explicando de qué se trata. Mucho tiempo se usó la palabra «modelo real», pero yo estoy un poco en contra porque reales somos todos. Cada uno es real en su propia esencia. Por eso el término «real» es el único que no me parece apropiado. Igual no me molesta que me llamen así.
-¿El modelaje te permite vivir de la profesión?
-Hoy en día me mantengo económicamente con mis trabajos de modelo, porque doy clases de canto, estoy en una obra de teatro: Ferdydurke de Witold Gombrowicz, soy activa artísticamente… Pero monetariamente la moda es lo que más me reditúa. Además, yo amo ser modelo, me hace feliz. Defiendo a muerte mi profesión y defiendo a muerte mi cuerpo.
-Hoy tenés una personalidad fuerte, ¿alguna vez sufriste bullying?
-No sé si me hacían bullying. Yo me dedico al arte desde muy chica y lo que me pasaba es que algunos referentes me decían que si no adelgazaba no me podía dedicar a esto. Y eso jugaba con mi autoestima fuertemente. Pero yo siempre tuve una personalidad muy grande.
«Soy una persona que está en una búsqueda constante de la felicidad, hay días que estoy feliz y otros que estoy más triste. Todavía tengo una lucha muy grande con la belleza. Además yo me pongo en un lugar en el que se opina de mi cuerpo todo el tiempo».
-En relación a todo lo que me contás, vos te hiciste un bypass gástrico. ¿Cómo tomaste la decisión? ¿Fue por salud, por discriminación…?
-En ese momento yo estaba en una compañía de baile y por una cuestión de autoestima, y de otras cosas, porque yo le adjudicaba todos mis males a la gordura, tomé la decisión de operarme. En la compañía no bailaba nunca, sólo me hacían cantar. Pero no sé si era porque era gorda o porque no me consideraban buena. Y para mí, en ese tiempo, lo peor que me podía pasar en la vida era ser gorda, me odiaba profundamente. Entonces, un día le dije a mi papá que prefería correr el riesgo de morir que seguir en este cuerpo. Y a los 21 años me operé y me cambió la vida. Más allá de que al año volví a engordar todo lo que bajé.
-¿Cuánto pesabas antes de la operación y cuál es tu peso actual?
-Antes de la operación pesaba 90 kilos. Después, llegué a pesar menos de 70, pero al año de la intervención volví a los 90. Hoy estoy pesando 80 kilos. No sé cómo me pasó eso, porque el bypass te limita la capacidad de comer. Yo creo que fue porque me odiaba profundamente. Ese era mi problema. Incluso, cuando pesaba 70 kilos, también me sentía inmunda, la cosa más fea que había sobre el planeta. Ese pensamiento lo tenía porque era lo que me decía la gente que me rodeaba. Entonces, el estar flaca tampoco me hacía feliz. Nuevamente gorda, fui a la psicóloga y le dije: ‘No me importa con qué cuerpo, pero yo quiero ser feliz’. Y ahí empecé un trabajo, pasito a pasito, de aceptación y de quererme.
-¿Sos una persona feliz?
-Soy una persona que está en una búsqueda constante de la felicidad, hay días que estoy feliz y otros que estoy más triste. Todavía tengo una lucha muy grande con la belleza. Además yo me pongo en un lugar en el que se opina de mi cuerpo todo el tiempo.
«Corté con mi novio hace dos días. No es que se terminó el amor; él es de Mar del Plata y la distancia, como las diferencias, llevó a esto. Uno muchas veces quiere un montón de cosas y ama. Pero muchas cosas no llegan a balancearse y el amor no siempre es suficiente».
-¿Hoy estás conforme con la imagen que te devuelve el espejo?
-Sí, yo entendí que la búsqueda va más allá. La búsqueda es quererme y saber qué me hace bien. Por ejemplo, este año empecé el gimnasio, estoy a full, y mi meta no es cambiar mi cuerpo, es estar bien. Pero si en ese proceso mi cuerpo cambia, bienvenido sea. Uno tiene que ser honesto con sus propios hábitos y no estar buscando cosas y dietas momentáneas. Todavía no llegué al estilo de vida que quiero, sé que no es de la noche a la mañana, pero voy haciendo mis cambios. Nunca voy a ser flaquita, y hoy no lo busco. Mañana, no sé. Hay que aprender a aceptar lo que queremos ser. Muchos días me miro al espejo y estoy contenta con la imagen que me devuelve porque estoy eligiendo ser feliz. A mí la lucha constante contra mi imagen no me hacía feliz, y creo que eso no le hace feliz a nadie. Tenemos que empezar a valorarnos. Vivimos en una cultura que lo primero que hacés al mirarte en el espejo es mirarte los defectos, o lo que vos considerás un defecto. En cambio, si nos miráramos como nos miran nuestros seres queridos no tendríamos los problemas de imagen que tenemos.
-¿Tenés novio?
-Corté con mi novio hace dos días, el martes 6. Pero soy muy noviera. No es que se terminó el amor; él es de Mar del Plata y la distancia, como las diferencias, llevó a esto. Uno muchas veces quiere un montón de cosas y ama. Pero muchas cosas no llegan a balancearse y el amor no siempre es suficiente.
Fotos: Musepic
Producción: Aldana Moreno Lusianzoff. Tw: @AldiMoreno IG: aldi.morenol
Maquilló y peinó: Sabrina Pagliano. IG: sabrina_pagliano
Locación: Hotel Scala Buenos Aires, Bernardo de Irigoyen 740
Logística: La llave de Alegra films. IG: lallavedealegra.
Agradecimientos: Sucederás Underwear. FB: Sucederas IG: sucederas
A lo mejor Carlota Accesorios